sábado, 5 de septiembre de 2015

HUBO UN PRESIDENTE…



HUBO UN PRESIDENTE…
Hubo un presidente al que le tocó asumir en una situación muy difícil para la Nación: exhausto el tesoro, sin medios para abonar a la administración pública ni las obligaciones y vencimientos inmediatos de los compromisos públicos. Hubo un presidente que cuando asumió la presidencia, en algunos puntos de la República los niños morían por falta de alimentos, la miseria se hacía sentir en los hogares más desvalidos, al punto que la gente entraba en los establecimientos para llevarse los alimentos.
Hubo un presidente al que le tocó asumir en días desesperantes, sin perspectivas de reacción, en las que no había recursos para nada y miles de hogares se debatían en la indigencia desde hacía años, con irritante desigualdad entre la riqueza deslumbrante y la miseria extrema.
Hubo un presidente que gobernó sin Estado de Sitio, que gobernó teniendo como banderas la igualdad ante la ley, la defensa por parte del Estado de los sectores más desprotegidos, que impulsó un proceso político y económico de promoción y custodia de los derechos del trabajador, quienes encontraron en el Estado no al defensor de los privilegios, sino al árbitro cuya neutralidad se traducía en el libre juego de la organización y de las demandas legítimas de los trabajadores.
Hubo un presidente que impulsó la nacionalización de los yacimientos petrolíferos por el Estado, que impulsó los servicios públicos de transporte, que trabajó para detener la dilapidación de la tierra, defender del despojo al pequeño productor y amparar a los trabajadores rurales.
Hubo un presidente que durante su gobierno se crearon nuevas universidades nacionales y nuevas escuelas, lo que permitió completar su educación a los obreros e incluso, seguir las profesiones universitarias.
Hubo un presidente que defendió la Soberanía Nacional constituyendo la indivisible solidaridad de los pueblos, porque sabía que no se defiende a los pueblos facilitando los negocios de los especuladores que trafican con sus necesidades, sino procurándoles la realización de sus justas demandas.
Hubo un presidente que tuvo que gobernar con la oposición en el Congreso de propios y extraños, que tuvo que gobernar con la oposición de los medios de comunicación aliados a los sectores del privilegio, que tuvo que enfrentar a quienes querían abatir su Gobierno, porque no toleraban perder sus prerrogativas.
Hubo un presidente que en 1930 estaba a punto de conseguir mayoría en el Congreso Nacional que le permitiera nacionalizar los yacimientos y lograr el monopolio de la industrialización y comercialización del petróleo por el Estado, crear la Marina Mercante, nacionalizar los ferrocarriles, sancionar el Código de Trabajo.
Hubo un presidente a quien el 6 de septiembre de 1930 el “régimen”, con actores militares aliados a la disidencia radical, le puso fin al gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen.

Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); septiembre de 2015

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