jueves, 2 de febrero de 2012

PRINCIPALES FACTORES QUE INFLUYEN PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LOS PRODUCTORES MINIFUNDISTAS DE LA PROVINCIA DEL CHACO (Parte 2)

SITUACIÓN OCUPACIONAL
Los datos disponibles del CNPV ‘01 no permiten determinar la situación ocupacional de los jefes/as de hogares rurales. En tal sentido, con el único propósito de contar con una aproximación a la situación imperante en las actividades de la rama agropecuaria se han ajustado los datos de población y hogares rurales del mencionado censo según los porcentajes correspondientes a las categorías ocupacionales relevadas en el 1991. En este sentido, resulta necesario destacar que esta aproximación se asienta, entre otros supuestos, en que no se habrían producido modificaciones en la composición relativa de las categorías ocupacionales.
En 1991 el 42,4% de la población rural estaba ocupada y el 82,3% desarrollaba sus actividades en la rama agropecuaria. A su vez, dentro de este conjunto los jefes/as de hogares se distribuían de la siguiente manera: patrón 14,6%; asalariado 47,0%; cuenta propia 30,1% y trabajador rural sin remuneración fija 8,3%. Teniendo en cuenta estos porcentajes y en función a los datos del CNPV ‘01, los jefes/as de hogares rurales ocupados ascenderían a 38.235, de los cuales 31.468 desarrollarían actividades en la rama agropecuaria en las siguientes categorías ocupacionales: patrón (5.582); asalariado (17.971); cuenta propia (11.509) y trabajador rural sin remuneración fija (3.143).
Por otra parte, en 1991 el 58% de los jefes/as de hogares rurales ocupados en la rama agropecuaria poseían NBI y su distribución, de acuerdo a la categoría ocupacional, era la siguiente: patrón 9,3%; asalariado 52,3%; cuenta propia 29,3% y trabajador rural sin remuneración fija 9,1%. Aplicando estos porcentajes a los datos del CNPV ‘01, la cantidad de jefes/as de hogares rurales con NBI distribuidos por categoría ocupacional sería la siguiente: patrón 2.062; asalariado 11.598; cuenta propia 6.493 y trabajador rural sin remuneración fija 2.016 (Codutti, 2003:108).
CUADRO Nº 19: Situación ocupacional de la población rural y porcentaje NBI.

TOTAL (%)
CON NBI (%)
Población rural ocupada
42,40

Actividades en la rama agropecuaria
82,30
58,00
Patrón
14,60
9,30
Asalariado
47,00
52,30
Cuenta propia
30,10
29,30
Trabajador rural sin remuneración fija
8,30
9,10
FUENTE: Elaboración propia, en base a (Codutti, 2003:108).

LA POBLACIÓN ESTUDIADA

CRITERIOS DE DEFINICIÓN SOBRE AGRICULTURA FAMILIAR

Los estudios contemporáneos de la agricultura en América Latina, aunque con diferentes concepciones teóricas, coinciden en admitir la existencia de una agricultura familiar como una forma permanente de producción, diferente de la agricultura empresarial. En los países integrantes del MERCOSUR ampliado, la agricultura familiar representa en promedio el 88% (85 al 90%) del total de explotaciones agrícolas existentes, totalizando un estimado de 5.727.163 grupos familiares que, pese a su importante rol en la producción de alimentos en cada país y la gran cantidad de recursos naturales que manejan, viven mayoritariamente en condiciones de pobreza y marginalidad social.
La comisión de trabajo de la Plataforma Tecnológica Regional del PROCISUR[1] ha consensuado criterios básicos de carácter regional que definen a este tipo de producción: “La agricultura familiar es un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas, la agricultura es la principal ocupación y fuente de ingresos del grupo familiar, la familia aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación y la producción se dirige al autoconsumo y mercado conjuntamente” (PROCISUR, 2004:1).

AGRICULTURA FAMILIAR EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

El análisis de la problemática de la agricultura familiar requiere de la definición de la noción de agricultura familiar con la cual se trabaja, para saber de qué se habla cuando se dice “agricultura familiar”. A poco que se analiza el tema en Argentina, surgen con claridad dos aspectos a tener en cuenta:
·         El uso mayoritario de la expresión “pequeños productores” o, lo que es similar, la escasa frecuencia del uso de la expresión “agricultura familiar”;
·         La falta de sendas definiciones unívocas (agricultura familiar; pequeños productores).
Existe un cierto número de variables significativas que, en diferentes combinaciones, son comunes a muchas de las definiciones específicas que se emplean: residencia de la familia; mano de obra familiar; mano de obra contratada; ingreso extrapredial son las más difundidas. Estas variables aparecen, en general, también en las definiciones de otros países socios del MERCOSUR. Sin embargo, al analizar el concepto de “pequeño productor” evidenciado en la población objetivo de los instrumentos de política de la SAGPyA y, en general, del Estado, se aprecia que dichos instrumentos apuntan básicamente a la condición de pobreza. De esta manera, “pequeño productor” se ha vuelto en la práctica un sinónimo de pobre. En otras palabras y salvo excepciones, la conceptualización subyacente en las políticas activas no discriminaría entre “agricultura familiar” y “agricultura empresaria”, sino entre “pobres” y “no pobres”.
Por otra parte, y dado el carácter federal del país y las múltiples dimensiones de la vulnerabilidad de los “pequeños productores” existe una diversidad de programas y planes sostenidos desde el aparato estatal o a través de las organizaciones de la sociedad civil y la cooperación internacional.

LA PRODUCCIÓN FAMILIAR

En la República Argentina las unidades de base agrícola familiar aportan al total de la producción del país el 26% de las oleaginosas, el 13% de las legumbres, el 36% de las hortalizas, el 42% de las aromáticas, el 19% de los frutales, el 18% de los bovinos, el 42% de los porcinos y el 49% de los caprinos, muchas veces asociado este ultimo guarismo como indicador de pobreza rural (Pengue, 2005:4).

EL SECTOR CAMPESINO

Es positivo pensar desde un comienzo que las unidades campesinas no sólo son parte de un conjunto mas amplio, sino también que tienden a estar “en flujo hacia” o “resistiendo el flujo hacia” otros tipos de unidades productivas que en algo se les asemejan. No obstante la categoría pequeño productor, si bien incluiría esos tipos que están dentro del horizonte de transformación de las unidades campesinas, es aún más amplia y muchas veces incluye categorías que van mas allá del campo que se quiere cubrir y excluye otras que se quieren incluir (Murmis, 1980:2).
El término “pequeño productor” está asociado a situaciones de pobreza rural, para lo cual se recurre a una definición relevada por el CNA ‘88, que define como pequeña a una explotación agropecuaria que reúne las siguientes características:
§  El productor la dirige directamente.
§  No utiliza trabajadores remunerados permanentes.
§  No posee tractor o son obsoletos (15 años o más) (Subsecretaría…, 1996:11 y 12).
Conforme a las características que establece el PSA, el pequeño productor minifundista está definido como aquel que:
§  El y su familia realizan trabajos directos dentro de la explotación, estando ubicada dentro de la misma su vivienda permanente;
§  no existe contratación de trabajo asalariado permanente, admitiéndose los casos de contratación de empleo transitorio en momentos picos de trabajo imposibles de cubrir con la mano de obra familiar;
§  no existen otras fuentes de ingresos, exceptuándose los casos de los extraprediales provenientes de remuneración por trabajos transitorios o la elaboración artesanal, no superiores al salario del peón rural;
§  el nivel de ingresos provenientes de la explotación no supera el valor mensual de dos salarios correspondientes al peón agropecuario permanente; y
§  el nivel de capital (mejoras y capital de explotación) de la unidad productiva no supera el equivalente a un tractor mediano (70-80 HP) semiamortizado (alrededor de $20.000) (PSA, 1998; SAGPyA, 1999:3).
El modelo de producción campesina sostenible hace uso de métodos de producción de bajos insumos. Los campesinos dependen de su experiencia histórica con sus recursos locales (agua, tierra, clima, variedad de animales y plantas) y son capaces de producir la cantidad y calidad optima de alimentos con poco o ningún recurso externo. Los productos son cultivados principalmente para sus familias o para consumidores de la misma región. Esto asegura el contacto y la transparencia entre campesinos y consumidores. El acceso a la tierra y a su propiedad es el mejor incentivo para productores individuales para preservar y mejorar la fertilidad del suelo. Este modelo es de labor intensiva y la producción está ligada al suelo (Vía Campesina, 2002:1).
LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN DE BASE AGRARIA
EL MINIFUNDIO EN EL NEA
Las provincias de esta región tradicionalmente han sido muy importantes por la cantidad de campesinos, por la importancia cuantitativa que tienen los pequeños productores. No es casual que una de las experiencias organizativas históricamente más importante que tuvo el sector -como fueron las Ligas Agrarias-, se haya dado en estas provincias.
Cuando se habla de pequeñas explotaciones con relación al total de las explotaciones agropecuarias, la Región NEA cuenta con el 60,7% de las fincas en este estrato, superando las provincias de Corrientes y Formosa la media regional, según los datos del CNA ‘88.
CUADRO Nº 20: Participación del sector minifundista en el total de explotaciones agropecuarias. Total por provincia, región y país. Valores absolutos y porcentuales.
PROVINCIAS
PEQUEÑAS FINCAS
%
TOTAL
Corrientes
18.208
78,6
23.151
Formosa
9.042
74,5
12.130
Misiones
15.701
55,0
28.554
Chaco
8.675
40,8
21.252
Región NEA:
51.626
60,7
85.087
TOTAL PAÍS:
194.658
47,3
411.779
FUENTE: Dirección Nacional de Planificación y Desarrollo Agropecuario. SAGyP, sobre la base de los datos del CNA ‘88. Extraído de (Basco, 1993).
Tres años más tarde, al realizarse el CNPV ‘01, este arrojaba los siguientes datos de población minifundista.
CUADRO Nº 21: Cantidad de pequeños productores por provincia. Región NEA. Porcentaje en relación al NEA y al país.
PROVINCIA
POBLACIÓN
% EN RELACIÓN AL NEA
% EN RELACIÓN AL PAÍS
Chaco
12.785
31%
10%
Misiones
12.346
30%
10%
Corrientes
8.017
20%
6%
Formosa
7.477
18%
6%
REGIÓN NEA:
40.625
100%
32%
TOTAL PAÍS:
127.565


FUENTE: Elaboración propia sobre la base de Craviotti, 2001
EVOLUCIÓN RECIENTE DE LA ESTRUCTURA PARCELARIA
Para aquellos campesinos que han llegado a situaciones límite, la estrategia de supervivencia es la migración. La búsqueda de un mejor nivel de vida ha desplazado a una buena parte de la población rural fuera de sus lugares de origen (Reynoso López, s/f:2). La crisis de las principales actividades en la región generó que miles de pequeños productores y trabajadores transitorios hayan tenido que emigrar del campo a la ciudad como consecuencia de modelos de explotación de la tierra que los excluyen y los empujan al desarraigo, y ahora malviven en los cinturones de pobreza urbana, asentados sobre antiguos basureros industriales o tierras muertas por la sobreexplotación con agro tóxicos. Desarraigados, desnutridos y contaminados son la base potencial de los piquetes que incendian el país que nadie ama (Rulli, 2000:3). Como es conocido por todos, el éxodo y la movilidad horizontal aparecen en la escena nacional como precipitadores sociales desencadenantes de nuevas crisis; el fenómeno de la migración del campo a la ciudad es la expresión de una tragedia: la imposibilidad de crear riqueza en el lugar de origen (Vargas Llosa, 1993:153).
En la década del ‘80, se manifestaba que la migración del campo a la ciudad (INDES, 1988:73, Russo, 1989:156) continuaría acelerándose en el transcurso de los veinte años siguientes (Chonchol, 1982, Russo, 1989:15). Tomando en cuenta los datos del INDEC, entre los años 1988 y 2002, en la provincia del Chaco desaparecieron 4.386 explotaciones agropecuarias, lo que representa una disminución del 20,6%. La desaparición de estas fincas fue acompañada por la concentración de tierras en pocas manos.
Sobre finales del siglo XX se expresaba que en los próximos años no se van a dar grandes cambios en la distribución de la población entre campo y ciudad y entre la diferentes ciudades, ya que una gran y creciente parte de los países han alcanzado una relativa estabilidad en cuanto a la movilidad de la población (Balbo, s/f:109).
Respecto no solo de los asalariados sino a todas las categorías ocupacionales, el profesor Horacio Giberti comenta: “El campo es fundamentalmente expulsor de población, porque como se tecnifica requiere menos trabajo y por tanto menos población…, más o menos en 50 años la producción agropecuaria, en cifras globales se duplicó… Pero la población activa agropecuaria, la que verdaderamente trabaja en el campo disminuyó: Pasó de un millón seiscientos mil a novecientos mil”. Según el CNPV ‘01, mientras el número total de habitantes del país aumentó el 11,1% con respecto a 1991, la población rural disminuyó un 7,4%, siendo aún mayor la caída de la población rural dispersa que bajó el 13,8% (Pengue, 2005:2).
EN EL NORDESTE ARGENTINO
Analizando la información que brindan los CNA’s de 1969 y 1988, se observa una disminución del sector minifundista.
CUADRO Nº 22: Involución del sector minifundista por provincia en la Región NEA - Período 1969 - 1988. En valores absolutos y porcentuales.
PROVINCIA
1969
1988
DIFERENCIA
%
Chaco
12.319
8.675
3.644
-30
Misiones
19.017
15.701
3.316
-17
Corrientes
19.798
18.208
1.590
-8
Formosa
9.551
9.042
509
-5
TOTAL:
60.685
51.626
9.059
-15
FUENTE: Dirección Nacional de Planificación y Desarrollo Agropecuario. SAGyP, sobre la base de los datos de los Censos Nacionales Agropecuarios de 1969 y 1988. Extraído de (Basco, 1993).
La tendencia actual sigue siendo la desaparición de los productores chicos y la concentración en grandes empresas. La Encuesta Nacional Agropecuaria del INDEC y los datos del sector privado confirman una realidad palpable: el achicamiento en el negocio del campo, tanto en la cantidad de productores como en el manejo de la inversión tecnológica (Nasif, 2000:1). Tomando el total de las explotaciones agropecuarias de la región, se ve como estas disminuyeron en el término de 14 años.
CUADRO Nº 23: Variación de la cantidad de explotaciones agropecuarias por provincia - Región NEA 1988 - 2002. Valores absolutos y porcentaje de variación.
PROVINCIAS
EXPLOTACIONES
% DE VARIACIÓN
1988
2002
Corrientes
23.218
14.934
-35,7
Chaco
21.284
16.898
-20,6
Formosa
12.181
9.871
-19,0
Misiones
28.566
26.527
-7,1
TOTAL NEA:
85.249
68.332
-19,8
TOTAL PAÍS:
421.221
317.816
-24,5
FUENTE: IERAL, en base a datos del INDEC.
EN LA PROVINCIA DEL CHACO
La estructura parcelaria refleja la evolución histórica del proceso de apropiación de la tierra pública que se ha manifestado en la provincia en coincidencia con las fases de expansión de las actividades económicas, fundamentalmente forestal y algodonera. En el Chaco existen 16.688 EAP's con límites definidos y mixtas (aquellas que poseen parte de su superficie sin delimitar) y reúnen una superficie de 5.912.983,7 hectáreas, registrándose 1.433 EAP's sin límites definidos, el 80,6% (1.147 EAP's) concentradas en el Departamento General Güemes (CPA ‘01, en Codutti, 2003:29).
En el período intercensal 1998 - 2001 la cantidad de EAP's con límites definidos y mixtas ha disminuido un 5,2%, mientras que la superficie incorporada a las explotaciones se ha incrementado un 11,1%, pasando de 5.324.518,1 a 5.912.983,7 hectáreas. En este período se han evidenciado cambios significativos en la estructura parcelaria, siendo una de las modificaciones de mayor relevancia la disminución del 10,1% en la cantidad de EAP's comprendidas en el estrato de hasta 200 hectáreas, porcentaje que implica la desaparición de 1.303 explotaciones. Además, este estrato ha perdido 107.577,3 hectáreas que, conjuntamente con la superficie incremental incorporada a las explotaciones (588.465,6 hectáreas), pasaron a ser controladas por el estrato con más de 200 hectáreas (Codutti, 2003:29).
CUADRO Nº 24: Evolución de la cantidad EAP's, superficie y superficie media. Estrato mayor y menor de 200 hectáreas.
EAP'S
ESTRATO
CANTIDAD
SUPERFICIE (has)
SUPERFICIE MEDIA (HAS)
1988
< 200 Has
12.911
935.804,60
72,48

> 200 Has
4.684
4.388.713,50
936,96

Total:
17.595
5.324.518,10
302,62
2001
< 200 Has
11.608
828.227,30
71,35

> 200 Has
5.080
5.084.756,40
1.000,94

Total:
16.688
5.912.983,70
354,33
Variación
< 200 Has
-1.303
-107.577,30
-1,13

> 200 Has
396
696.042,90
63,98

Total:
-907
588.465,60
51,71
FUENTE: Elaboración propia, en base a (Codutti, 2003:31).
LAS CAUSAS DEL ÉXODO
Nadie toma una decisión que va a afectar su propio futuro y el de su familia si no tiene una base para tomar tal decisión, y quienes deciden emigrar también tienen sus razones para hacerlo, y estas pueden ser racionales, pero también son emocionales; hay un gran dolor que los mueve a tomar esa decisión para poder sobrevivir. Un informe del Banco Mundial (Testa, 2004) evalúa la precariedad de los caminos rurales, las dificultades en el manejo y gestión de las aguas y la falta de cobertura en servicios como energía eléctrica y agua potable como causas del fenómeno del despoblamiento rural a partir de un dato: en 1991 la población rural era de 4,18 millones de personas; en 2001 se registró un descenso del 37,8%, con sólo 2,6 millones de personas. La dispersión de la población que vive en el campo dificulta la prestación de servicios de infraestructura (el 68% vive a campo abierto).
La falta de una vivienda confortable y de centros asistenciales, la dificultad para obtener agua potable, la irregularidad en la tenencia de la tierra y el déficit de capacitación tecnológica son algunas de las causas de la pobreza rural. En este sentido, quienes participaron de la mencionada investigación proponen el diseño de un proyecto de desarrollo agropecuario que contemple al pequeño productor como un actor viable para el aparato productivo (Testa, 2004).
Sin embargo, existen comunidades donde no hay caminos, ni agua potable, ni todos esos servicios de los que habla el Banco Mundial y la gente no migra. El problema va por otro lado, hay desterritorialización por que se debilitan los cimientos de la reproducción social y el tejido social se fragmenta, y porque llega el mensaje paradisíaco de la ciudad, el nirvana del consumo por la televisión y porque la educación prepara para una sociedad que no es en la que viven los campesinos, etc. El Banco Mundial con sus reduccionismos, plantea soluciones vía inversiones en infraestructura (que normalmente son financiadas por la misma institución, aumentando el endeudamiento de los países), invirtiendo en cosas y no en organización ciudadana y en el empoderamiento de los campesinos y en la capacidad de gestión (Jara, 2005).
EN LA PROVINCIA DEL CHACO
A nivel regional, la provincia del Chaco fue la que mayor población minifundista expulso, 30% en el período 1969 -1988 (CUADRO Nº 22), siendo la segunda provincia en la cantidad de explotaciones agropecuarias, 20,1%, detrás de Corrientes (CUADRO Nº 23). En el periodo intercensal 1991 - 2001, la provincia perdió el 32% de la población rural, registrándose el máximo en el Departamento General Belgrano (-55,4%) y el mínimo en el Departamento General Güemes (-3,5%). El Departamento Libertad fue el único que registró aumento en la población rural.
CUADRO Nº 25: Población rural por micro región y departamento según CNPV ‘91 y ‘01. Variación absoluta y relativa.
MICRO REGIÓN
DEPARTAMENTO
POBLACIÓN   RURAL
VARIACIÓN ABSOLUTA
VARIACIÓN RELATIVA (%)
1991
2001
Sudoeste Chaqueña I
 Mayor Luís J. Fontana
15.292
7.016
-8.276
-54,1
 O' Higgins
12.707
6.342
-6.365
-50,1
 San Lorenzo
1.303
978
-325
-24,9
 Fray Justo S. M. de Oro
5.29
3.113
-2.177
-41,2
 Total micro región
34.592
17.449
-17.143
-49,6
Sudoeste Chaqueña II
 2 de Abril
5.101
2.586
-2.515
-49,3
 Fray Justo S. M. de Oro
1.439
736
-703
-48,9
 12 de Octubre
7.281
4.281
-3
-41,2
 Chacabuco
7.179
5.232
-1.947
-27,1
 9 de Julio
10.538
7.41
-3.128
-29,7
 General Belgrano
5.533
2.47
-3.063
-55,4
 Total micro región
37.071
22.715
-14.356
-38,7
Centro Este
 San Lorenzo
5.503
3.22
-2.283
-41,5
 Comandante Fernández
14.484
11.317
-3.167
-21,9
 Quitilipi
15.84
10.543
-5.297
-33,4
 25 de Mayo
12.225
8.512
-3.713
-30,4
 Presidencia de la Plaza
5.184
3.817
-1.367
-26,4
 Sargento Cabral
2.039
1.214
-825
-40,5
 Total micro región
55.275
38.623
-16.652
-30,1
Oriental
 Tapenagá
1.702
1.123
-579
-34,0
 San Fernando
5.377
3.975
-1.402
-26,1
 Libertad
2.274
2.437
163
7,2
 General Dónovan
3.581
3.059
-522
-14,6
 1º de Mayo
3.868
1.932
-1.936
-50,1
 Bermejo
6.052
4.565
-1.487
-24,6
 Sargento Cabral
2.344
1.241
-1.103
-47,1
 Total micro región
25.198
18.332
-6.866
-27,2
Norte
 Libertador San Martín
21.82
15.569
-6.251
-28,6
 Sargento Cabral
1.936
1.132
-804
-41,5
 Total micro región
23.756
16.701
-7.055
-29,7
Impenetrable
 General Güemes
28.071
27.094
-977
-3,5
 Maipú
16.615
10.657
-5.958
-35,9
 Total micro región
44.686
37.751
-6.935
-15,5
Oeste
 Almirante Brown
9.243
5.926
-3.317
-35,9
 Independencia
9.196
5.02
-4.176
-45,4
 Total micro región
18.439
10.946
-7.493
-40,6
TOTAL GENERAL:
239.017
162.517
-76.500
-32,0
FUENTE: Elaboración propia, en base a (Codutti, 2003).
Existen en la actualidad 11.608 explotaciones agropecuarias con límites definidos y mixtas (aquellas que poseen parte de su superficie delimitada y otra sin delimitar) que pueden considerarse integrantes de la pequeña producción de subsistencia y familiar. Estas unidades concentran una superficie de 828.227,3 hectáreas, cifras que implica que este estrato reúne el 69,6% de las EAP's y el 14% de la superficie total incorporada a las explotaciones agropecuarias (CPA ‘01, en Codutti, 2003:109).
La estructura parcelaria vinculada a la pequeña producción de subsistencia y familiar se ha modificado en los últimos años. Si se considera a la provincia en su conjunto se observa que la cantidad de EAP's con menos de 200 hectáreas ha disminuido un 10,1%, cifra que implica la desaparición de 1.303 explotaciones respecto a 1988. El CUADRO Nº 26 muestra la evolución de la cantidad de EAP's con menos de 200 hectáreas en el período intercensal 1988 - 2001 y la variación absoluta y relativa registrada en los diferentes estratos de superficie.
CUADRO Nº 26: Evolución de la cantidad de EAP's con menos de 200 hectáreas período 1988 - 2001. Variación absoluta y relativa - Período 1988 - 2001.
ESTRATO
TOTAL DE EAP'S
VARIACIÓN
1988
2001
Absoluta
Relativa
 0,1 a 5
1.147
897
-250
-21,8%
 5,1 a 10
825
816
-9
-1,1%
 10,1 a 25
1.508
1.493
-15
-1,0%
 25,1 a 50
2.626
2.418
-208
-7,9%
 50,1 a 100
3.729
3.190
-539
-14,5%
 100,1 a 200
3.076
2.794
-282
-9,2%
 TOTAL:
12.911
11.608
-1.303
-10,1%
FUENTE: (Codutti, 2003:109), con datos del INDEC y de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
El descenso más significativo en la cantidad de EAP's se produjo en el estrato de 50,1 a 100 hectáreas y explica el 41,4% de la disminución de las EAP's con menos de 200 hectáreas, seguido por el estrato de 100,1 a 150 hectáreas que registra un descenso del 21,6%. Hacia el interior del estrato de explotaciones con menos de 100 hectáreas el mayor descenso en la cantidad de EAP's se observa entre las que poseen 0,1 a 5 hectáreas, seguido por el estrato de 25,1 a 50 hectáreas. En los estratos intermedios (5,1 a 10 y 10,1 a 25 ha) no se han producido variaciones significativas en la cantidad de EAP's.
Esta situación puede obedecer a que desde la mitad de la década del ‘80 y hasta 1996 estuvo en vigencia la Ley 23.107, que entregaba una bonificación mensual a los productores que sembraban entre 3 y 10 hectáreas de algodón, en concepto de subsidio familiar. En las provincias productoras de algodón del país, 12.442 familias minifundistas percibían en 1995 por medio de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS) cierta protección social, cuya evidencia más directa y visible era el “Salario familiar” mensual, como ingreso monetario, a lo largo de todo el año. Si bien el mismo variaba de acuerdo al número de integrantes de la familia y su edad, puede estimarse un ingreso anual equivalente al precio percibido por 2,5 - 3 tn de materia prima (Carballo, s/f:18).
Si bien en la provincia en su conjunto se observa una disminución en la cantidad de EAP's con hasta 200 hectáreas, la evolución en las diferentes jurisdicciones departamentales es heterogénea, al igual que el comportamiento observado en cada uno de los estratos de superficie. A efectos de visualizar estos cambios en la estructura parcelaria, en los puntos siguientes se analiza la evolución de cada estrato por micro región.
El CUADRO Nº 27 sintetiza la evolución de la estructura parcelaria observada en las diferentes micro regiones de la provincia entre los años 1988 y 2001, considerando el promedio simple de las jurisdicciones departamentales que la integran.
CUADRO Nº 27: Variación relativa en la cantidad de EAP's en las micro regiones de la provincia del Chaco. Periodo 1988 – 2001.
MICRO REGIONES
ESTRATOS DE SUPERFICIE (HECTÁREAS)
0, 1 A 5
5,1 A 10
10,1 A 25
25,1 A 50
50,1 A 100
100,1 A 200
Sudoeste Chaqueño
250,2%
9,1%
64,4%
-4,8%
-6,8%
-12,4%
Sudoeste Chaqueño II
-7,4%
-17,8%
-32,9%
-40,3%
-48,6%
-30,8%
Centro - Este
146,6%
26,9%
39,1%
-8,2%
-4,8%
-4,6%
Impenetrable
18,6%
50,5%
100,8%
19,8%
3,4%
12,8%
Oeste
108,3%
68,8%
25,0%
25,5%
-18,8%
-12,2%
Oriental
-30,2%
-8,2%
-6,5%
21,3%
14,3%
6,6%
Norte
-48,0%
-34,1%
-18,5%
-5,5%
-10,5%
-5,7%
FUENTE: (Codutti, 2003:119), con datos del INDEC y de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Por su parte, el CUADRO Nº 28 muestra la superficie reunida por las explotaciones con hasta 200 hectáreas agrupadas de acuerdo a las unidades de organización territorial definidas en la provincia, así como la participación porcentual de los diferentes estratos en el total regional.
CUADRO Nº 28: Superficie de las EAP's por estrato y micro regiones.
MICRO REGIONES
ESTRATOS DE SUPERFICIE (HECTÁREAS)
0, 1 A 5
5,1 A 10
10,1 A 25
25,1 A 50
50,1 A 100
100,1 A 200
Sudoeste Chaqueño I
533,5
1.118,5
3.904,7
15.128,3
41.591,0
80.416,2
0,4%
0,8%
2,7%
10,6%
29,1%
56,4%
Sudoeste Chaqueño II
233,8
646,2
2.430,2
10.589,1
34.883,9
61.340,1
0,2%
0,6%
2,2%
9,6%
31,7%
55,7%
Centro - Este
800,2
2.082,3
8.885,5
24.380,0
62.142,5
86.734,6
0,4%
1,1%
4,8%
13,2%
33,6%
46,9%
Impenetrable
82,4
637,9
3.820,5
26.992,5
68.349,0
96.280,0
0,04%
0,3%
1,9%
13,8%
34,8%
49,1%
Oeste
109,2
222,0
778,0
3.633,0
12.555,5
28.859,6
0,2%
0,5%
1,7%
7,9%
27,2%
62,5%
Oriental
480,9
786,3
3.363,0
8.642,1
21.207,6
33.634,4
0,7%
1,2%
4,9%
12,7%
31,1%
49,4%
Norte
782,4
1.219,4
5.197,8
12.640,7
23.549,9
36.562,4
1,0%
1,5%
6,5%
15,8%
29,5%
45,7%
TOTAL:
3.022,5
6.712,7
28.379,7
102.005,7
264.279,4
423.827,3
0,4%
0,8%
3,4%
12,3%
31,9%
51,2%
FUENTE: (Codutti, 2003:120), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos del cuadro anterior muestran una participación relativamente homogénea de los diferentes estratos de superficie en las micro regiones, sobresaliendo la micro región Norte que exhibe la mayor incidencia de los estratos de hasta 50 hectáreas, situación atribuible al peso que posee la pequeña producción en el departamento Libertador General San Martín. A su vez, la micro región Oeste se destaca por la mayor participación de las EAP's de 100 a 200 hectáreas respecto al mismo estrato en las restantes micro regiones.
Con relación a la superficie media de las explotaciones agropecuarias por estrato y micro regiones, en el CUADRO Nº 29 se efectúa una estimación sobre la base de los resultados provisionales del CPA ‘01.
CUADRO Nº 29: Superficie promedio de las EAP's por estrato y micro regiones.
MICRO REGIONES
ESTRATOS DE SUPERFICIE (HECTÁREAS)
0, 1 A 5
5,1 A 10
10,1 A 25
25,1 A 50
50,1 A 100
100,1 A 200
Sudoeste Chaqueño
3,7
9,5
22,3
49,8
94,1
179,9
Sudoeste II
3,6
8,4
19,0
43,2
87,0
156,5
Centro - Este
3,6
8,0
19,2
41,5
82,1
149,8
Impenetrable
3,4
8,9
19,1
44,3
85,0
153,3
Oeste
2,9
7,9
17,7
41,8
81,5
159,4
Oriental
3,1
8,4
19,0
40,4
80,9
151,5
Norte
2,8
6,4
15,7
33,7
67,9
129,7
PROMEDIO:
3,3
8,2
18,9
42,1
82,6
154,3
FUENTE: (Codutti, 2003:120), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
La superficie media de las explotaciones agropecuarias ofrece escasas diferencias entre las regiones, destacándose el menor tamaño de las EAP's con una superficie inferior a las 25 hectáreas en las micro regiones Norte y Oeste y el mayor tamaño de las EAP's de 100,1 a 200 hectáreas en la micro región Sudoeste Chaqueño. Con relación a la micro región Norte también resulta necesario señalar que la superficie media en todos los estratos es inferior al resto de las micro regiones, observándose diferencias de hasta 50,2 hectáreas respecto a la micro región de mayor tamaño promedio de EAP's en el estrato de 100,1 a 200 hectáreas (Sudoeste Chaqueño) (Codutti, 2003: 109 a 120).
TIPO JURÍDICO Y RÉGIMEN DE TENENCIA DE LA TIERRA
El CUADRO Nº 30 muestra la distribución del total de las EAP's según el tipo jurídico, así como la superficie reunida por las diferentes figuras, en ambos casos expresados en valores absolutos y porcentaje.
CUADRO Nº 30: Cantidad y superficie de las EAP's según el tipo jurídico. Valores absolutos y porcentuales.

ESTRATO
EAP'S
SUPERFICIE
CANTIDAD
%
HECTÁREAS
%
Persona física
15.001
89,89
3.938.662
66,36
Sociedad de hecho
1.363
8,17
872.844
14,71
Sociedad anónima
101
0,61
733.158
12,35
Sociedad responsabilidad limitada
75
0,45
187.680
3,16
Sociedad accidental
11
0,07
4.795
0,08
Sociedad en comandita por acciones
9
0,05
23.777
0,40
Cooperativa
9
0,05
23.777
0,40
Entidad pública provincial
7
0,04
637
0,01
Privadas sin fines de lucro
4
0,02
5.608
0,09
Entidad pública nacional
3
0,02
2.484
0,04
Entidad pública municipal
3
0,02
463
0,01
Otras
10
0,06
31.705
0,53
Sin especificar
92
0,55
109.643
1,85
TOTAL:
16.688
100,00
5.935.232
100,00
FUENTE: (Codutti, 2003:33), sobre la base de datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos anteriores reflejan la importancia de las personas físicas y las sociedades de hecho como tipos jurídicos predominantes entre los productores agropecuarios del Chaco. Asimismo, aunque el porcentaje de EAP's enmarcadas como sociedad anónima es bajo (0,6%), esta figura posee una participación relativa importante en cuanto a la superficie controlada (12,4% del total). El resto de los tipos muestra la diversidad de situaciones que se manifiestan respecto a la forma jurídica que asume el productor para realizar las actividades agropecuarias pero carecen de importancia cuantitativa.
CUADRO Nº 31: Cantidad de EAP's y superficie por estrato. Valores absolutos y porcentuales.
ESTRATO
EAP'S CANTIDAD
EAP'S SUPERFICIE (HA)
CANTIDAD
%
% ACUMULADO
CANTIDAD
%
% ACUMULADO
0,1 a 5
897
5,4

3.022,5
0,1

5,1 a 10
816
4,9
10,3
6.712,7
0,1
0,2
10,1 a 25
1.493
8,9
19,2
28.379,7
0,5
0,6
25,1 a 50
2.418
14,5
33,7
102.005,7
1,7
2,4
50,1 a 100
3.190
19,1
52,8
264.279,4
4,5
6,8
100,1 a 200
2.794
16,7
69,6
423.827,3
7,2
14,0
200,1 a 500
2.730
16,4
85,9
881.690,4
14,9
28,9
500,1 a 1.000
1.228
7,4
93,3
857.200,8
14,5
43,4
1.000,1 a 2.500
822
4,9
98,2
1.296.878,7
21,9
65,3
2.500,1 a 5.000
201
1,2
99,4
713.856,4
12,1
77,4
Más de 5.000
99
0,6
100,0
1.335.130,1
22,6
100,0
TOTAL:
16.688
100,0

5.912.983,7
100,0

FUENTE: (Codutti, 2003:32), sobre la base de datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos del cuadro anterior permiten constatar que el 85,9% de las explotaciones (14.338) cuentan con menos de 500 hectáreas, aspecto que contribuye a poner de manifiesto la importancia que poseen los sistemas vinculados con la pequeña y mediana producción agropecuaria en la provincia. Estas unidades concentran 1.709.917,7 hectáreas y representan el 28,9% de la superficie total incorporada a las explotaciones agropecuarias con límites definidos.
Las unidades de hasta 100 hectáreas representan el 52,8% de las EAP’s, con solo el 6,8% de la superficie de tierra disponible, mientras que las EAP’s con más de 2500 hectáreas, que representan el 1,8%, concentran una superficie de 34,7% de superficie de tierra. Esto refleja por un lado la desigual distribución en la tenencia de la tierra, y por otro, la importancia social que tiene la pequeña producción de base agraria en la provincia del Chaco.
Los tipos jurídicos asociados a las explotaciones con hasta 200 hectáreas, con límites definidos o que poseen parte de su superficie delimitada, muestran una diversidad de situaciones pero una marcada predominancia de las personas físicas, como puede observarse en el CUADRO Nº 32.
CUADRO Nº 32: Cantidad y superficie de las EAP's (hasta 200 Has) según el tipo jurídico. Valores absolutos y porcentuales.
ESTRATO
EAP's
SUPERFICIE
Cantidad
%
Hectáreas
%
Persona física
10.863
93,58
765.012,3
92,37
Sociedad de hecho
639
5,50
54.872,5
6,63
Entidad pública
10
0,09
736,5
0,09
Sociedad responsabilidad limitada
7
0,06
885
0,11
Cooperativa
7
0,06
309
0,04
Sociedad accidental
6
0,05
850
0,10
Sociedad anónima
5
0,04
426,5
0,05
Sociedad en comandita por acciones
2
0,02
203
0,02
Privadas sin fines de lucro
1
0,01
30
0,00
Otras
68
0,59
4.902,5
0,59
TOTAL:
11.608
100,00
828.227,3
100,00
FUENTE: (Codutti, 2003:121), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos del cuadro anterior permiten constar la importancia de las personas físicas y las sociedades de hecho como tipos jurídicos predominantes en la pequeña producción de subsistencia y familiar. El resto de las figuras, si bien muestra la diversidad de situaciones que se manifiestan respecto a las formas jurídicas que asume el productor para realizar las actividades agropecuarias, carecen de importancia relativa en cuanto a la cantidad de EAP's (0,91%) y a la superficie reunida (1,01%).
Por otra parte, el CUADRO Nº 33 muestra la distribución de las EAP's según el régimen de tenencia de la tierra entre las explotaciones agropecuarias con hasta 200 hectáreas.
CUADRO Nº 33: Superficie de las EAP's según el régimen de tenencia de la tierra.
RÉGIMEN DE TENENCIA
CANTIDAD DE EAP'S
%
Propiedad personal
8.077
63,1
Ocupación con permiso
1.802
14,1
Contrato accidental
914
7,1
Arrendamiento
809
6,3
Sucesión indivisa
724
5,7
Ocupación de hecho
297
2,3
Aparcería
109
0,9
Otros
69
0,5
TOTAL:
12.801
100,0
FUENTE: (Codutti, 2003:121), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Con relación a la cantidad de explotaciones consignadas en el cuadro anterior, resulta necesario aclarar que esta cifra supera a la indicada en el CUADRO Nº 32 debido a que se incluyen aquellas unidades que combinan más de un tipo jurídico de tenencia. En este sentido, los datos del CUADRO Nº 33 muestran que el 63,1% de las EAP's con hasta 200 hectáreas pertenecen a propiedades personales y el 5,7% a sucesiones indivisas, concentrando estas figuras el 68,8% de las explotaciones (8.801 EAP's).
Entre las figuras que implican una tenencia precaria de la tierra, situación en la que se encuentra el 31,2% de las explotaciones, se observa la predominancia de la ocupación con permiso (14,1%), seguida por los contratos accidentales (7,1%), el arrendamiento (6,3%), la ocupación de hecho (2,3%) y la aparcería (0,9%). Esta situación supera al promedio que se observa cuando se analiza la situación del conjunto de las EAP's de la provincia, aspecto que pone de manifiesto su predominancia entre las explotaciones pertenecientes a la pequeña producción de subsistencia y familiar (Codutti, 2003:122).
SERVICIOS DE ASISTENCIA TÉCNICA
Con relación a la asistencia técnica, los resultados provisionales del CPA ‘01 muestran que 3.752 explotaciones agropecuarias (32,3% del total) comprendidas en el estrato de hasta 200 hectáreas contarían con este servicio, agrupadas según el origen del asesoramiento técnico y tipo de actividad desarrollada de acuerdo al detalle mencionado en el CUADRO Nº 34.
CUADRO Nº 34: Origen de la asistencia técnica por actividad productiva.
ASISTENCIA TÉCNICA
EAP'S / TIPO DE ACTIVIDAD
Total
Agrícola
Pecuaria
Forestal
Apícola
Otras
TOTAL:
3.752
2.246
985
41
33
447
Profesionales independientes
1.535
482
598
11
5
439
Organismos/Programas públicos
1.136
776
300
30
25
5
PSA
406
209
174
12
11

INTA
376
313
56
2
2
3
Cambio Rural
77
57
18

2

PRODERNEA
25
11
11

2
1
Otros
252
186
41
16
8
1
Instituciones privadas
1.081
988
87

3
3
Cooperativas
561
526
32

1
2
Empresas de servicios
489
437
51

1

ONG’s
13
11
2



CREA
1
1




Otras
17
13
2

1
1
FUENTE: (Codutti, 2003:125), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Como puede apreciarse, hay varios agentes operando en el tema de la asistencia técnica rural en la provincia del Chaco, lo que trae aparejado varios conceptos y metodologías en movimiento: los grandes y los pequeños, los privados y los públicos, los organizados y los no organizados.
Los datos del CUADRO Nº 34 permiten inferir que el 40,9% de las explotaciones agropecuarias con una superficie de hasta 200 hectáreas recibe asistencia técnica de profesionales independientes, mientras que en el 30,3% de los casos este servicio está a cargo de organismos o programas públicos y en el 28,8% depende de instituciones privadas. Las actividades agrícolas concentran el 59,9% de la asistencia técnica, seguida por las actividades pecuarias (26,3%), mientras que la actividad forestal (1,1%) y apícola (0,9%) poseen una incidencia reducida como receptoras de asistencia técnica.
Entre los organismos y programas institucionales públicos de asistencia técnica sobresale la presencia del PSA (35,7%) y del INTA (33,1%). Asimismo, cabe señalar la elevada concentración de la asistencia técnica pública en las actividades agrícolas y pecuarias (94,7%). En cuanto a las instituciones privadas, las cooperativas (51,9%) y las empresas proveedoras de insumos (45,2%), concentran el 97,1% de la asistencia técnica brindada a la pequeña producción. La baja participación de las ONG’s podría deberse a que los productores censados asocian la asistencia técnica recibida como un servicio brindado por profesionales independientes. Un aspecto a destacar es que el 91,4% de la asistencia técnica brindada por las instituciones privadas se concentra en la actividad agrícola.
El CUADRO Nº 35 muestra la participación de los diferentes orígenes de la asistencia técnica desagregada por estrato de superficie de las explotaciones agropecuarias.
CUADRO Nº 35: Asistencia técnica por estrato de superficie.
ESTRATO (HA)
PROFESIONALES INDEPENDIENTES
PROGRAMAS PÚBLICOS
INSTITUCIONES PRIVADAS
TOTAL
 < 5
15
86
38
139
 5,1 a 10
33
100
40
173
 10,1 a 25
106
210
100
416
 25,1 a 50
249
209
184
642
 50,1 a 100
481
285
329
1.095
 100,1 a 200
651
246
390
1.287
 TOTAL:
1.535
1.136
1.081
3.752
FUENTE: (Codutti, 2003:126), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos del cuadro anterior permiten constar que la cantidad de explotaciones con asistencia técnica se correlaciona positivamente con la superficie y las unidades con más de 50,1 hectáreas concentran el 63,5% de estos servicios. A su vez, en las explotaciones con más de 25,1 hectáreas la asistencia técnica brindada por profesionales independientes supera a la suministrada por organismos y programas públicos, mientras que en el estrato de hasta 25 hectáreas predomina la asistencia técnica pública. Con relación a este último estrato resulta necesario señalar que solamente el 22,7% de las explotaciones (428) disponen de asistencia técnica (Codutti, 2003:125 y 126).
USO DE LOS SUELOS Y PERFIL PRODUCTIVO
Una primera aproximación al perfil productivo de la pequeña producción agraria surge del uso de los suelos en las explotaciones con una superficie de hasta 200 hectáreas. Los resultados provisionales del CPA ‘01 muestran la existencia de 11.608 EAP's que reúnen una superficie de 789.965,8 hectáreas, destinadas a actividades agrícolas, ganaderas y forestales. Cabe señalar que la mayor parte del área forestal es utilizada por la ganadería, por lo que al momento de estimar la superficie ganadera debería considerarse a estos suelos como de uso ganadero - forestal.
El CUADRO Nº 36 muestra el uso de los suelos por estrato de superficie y la participación porcentual de cada actividad en el total de la superficie reunida por las explotaciones en los diferentes estratos.
CUADRO Nº 36: Uso de los suelos por estrato de superficie. En hectáreas y porcentaje.
ESTRATOS
AGRÍCOLA
GANADERO
FORESTAL
TOTAL
Ha
%
Ha
%
Ha
%
Ha
%
< 5
2.286,8
83,6
181,1
6,6
266,7
9,8
2.734,6
100,0
5,1 a 10
4.237,5
68,7
944,2
15,3
989,7
16,0
6.171,4
100,0
10,1 a 25
10.302,1
38,7
8.272,7
31,0
8.079,7
30,3
26.654,5
100,0
25,1 a 50
26.166,7
27,1
40.476,8
41,9
29.998,9
31,0
96.642,4
100,0
50,1 a 100
58.259,8
23,2
114.525,1
45,5
78.837,5
31,3
251.622,4
100,0
100,1 a 200
116.697,8
28,7
169.827,4
41,8
119.615,3
29,5
406.140,5
100,0
TOTAL:
217.950,7
27,6
334.227,3
42,3
237.787,8
30,1
789.965,8
100,0
FUENTE: (Codutti, 2003:127), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos del cuadro anterior permiten constatar que el 27,6% de la superficie perteneciente a las EAP's comprendidas en el estrato de hasta 200 hectáreas se destina a la agricultura (primera ocupación), mientras que la superficie restante (72,4%) es de uso ganadero - forestal. El uso de los suelos para las actividades agrícolas es mayor en los estratos de menor superficie, mientras que la utilización ganadera y forestal aumenta a medida que se incrementa el tamaño de las explotaciones. Esta situación coincide con lo observado por Cetrangolo en Paraguay, quien menciona que el porcentaje de área cultivada disminuye a medida que aumenta el tamaño del lote (Russo, 1989:14).
Además de la intensidad del uso agrícola en los estratos de menor superficie (hasta 10 hectáreas) puede observarse la escasa superficie disponible para el mantenimiento de los animales de trabajo y/o la incorporación de la actividad ganadera como estrategia de diversificación productiva.
Otro aspecto que permite caracterizar el perfil productivo predominante en el estrato de la pequeña producción es la diferenciación de explotaciones puras y mixtas, considerando a las primeras como aquellas que desarrollan sistemas productivos basados exclusivamente en una actividad (EAP's agrícolas, ganaderas o forestales) y a las segundas como las que realizan una combinación de dos o más actividades productivas prediales (EAP's agrícolas - ganaderas; agrícolas - forestales; ganaderas - forestales y agrícolas - ganaderas - forestales).
El CUADRO Nº 37 muestra la participación absoluta y relativa de las EAP's agrícolas mixtas y puras en los diferentes estratos, considerando la superficie cultivada en la primera ocupación de los suelos.
CUADRO Nº 37: EAP's agrícolas mixtas y puras por estrato de superficie. En hectáreas y porcentaje.
ESTRATOS
AGRÍCOLAS MIXTAS
AGRÍCOLAS PURAS
TOTAL
ha
%
ha
%
ha
%
< 5
507,9
22,2
1.778,9
77,8
2.286,8
100,0
5,1 a 10
1.420,9
33,5
2.816,6
66,5
4.237,5
100,0
10,1 a 25
4.547,4
44,1
5.754,7
55,9
10.302,1
100,0
25,1 a 50
15.191,3
58,1
10.975,4
41,9
26.166,7
100,0
50,1 a 100
34.072,0
58,5
24.187,8
41,5
58.259,8
100,0
100,1 a 200
59.832,4
51,3
56.865,4
48,7
116.697,8
100,0
TOTAL:
115.571,9
53,0
102.378,8
47,0
217.950,7
100,0
FUENTE: (Codutti, 2003:128), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los datos anteriores permiten observar que el 53% de las explotaciones comprendidas en el estrato de hasta 200 hectáreas, cuya base productiva incluye el desarrollo de actividades agrícolas, son mixtas, mientras que en el 47% restante la agricultura constituye la única actividad productiva. Esta situación posee mayor importancia en los estratos de menor superficie, aspecto estrechamente asociado con la disponibilidad de suelos, en extensión y aptitud, para la diversificación con otras actividades productivas.
Un aspecto a destacar es la alta proporción de las explotaciones agrícolas puras en todos los estratos de superficie. Esta situación posee implicancias económicas por su incidencia sobre la estabilidad de los ingresos prediales debido a que, haciendo abstracción del comportamiento de los precios de los productos, la vulnerabilidad ambiental que caracteriza el desarrollo de las actividades agrícolas en la provincia afectan los rendimientos físicos de los cultivos y la calidad de los productos y, consecuentemente, influyen sobre la estabilidad de los flujos de ingresos monetarios anuales.
Esto indica un cambio cultural que aumenta el riesgo, ya que las unidades campesinas “tradicionales” eran polivalentes o mejor dicho, se apoyaban en la heterogeneidad de los policultivos, lo que les daba mayor seguridad, luego se mercantilizaron y pasaron a homogeneizarse, lo que las vuelve vulnerables (Jara, 2005).
Con relación a las explotaciones ganaderas mixtas y puras, el CUADRO Nº 38 muestra la participación absoluta y relativa de los diferentes estratos de superficie.
CUADRO Nº 38: EAP's ganaderas mixtas y puras por estrato de superficie. En hectáreas totales y porcentaje.
ESTRATOS
GANADERAS MIXTAS
GANADERAS PURAS
TOTAL
Ha
%
Ha
%
Ha
%
< 5
212,0
79,5
54,7
20,5
266,7
100,0
5,1 a 10
753,7
76,2
236,0
23,8
989,7
100,0
10,1 a 25
5.467,0
67,7
2.612,7
32,3
8.079,7
100,0
25,1 a 50
17.105,1
57,0
12.893,8
43,0
29.998,9
100,0
50,1 a 100
42.404,3
53,8
36.433,2
46,2
78.837,5
100,0
100,1 a 200
57.569,5
48,1
62.045,8
51,9
119.615,3
100,0
TOTAL:
123.511,6
51,9
114.276,2
48,1
237.787,8
100,0
FUENTE: (Codutti, 2003:128), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
La participación de las explotaciones ganaderas mixtas y puras es similar en cuanto a la superficie total ocupada, aunque el peso relativo de estas últimas aumenta a medida que se incrementa la superficie predial. En ambos casos, la pequeña producción ganadera se desarrolla en superficies que no permiten el mantenimiento de un rodeo cuya tasa de extracción permita asegurar la subsistencia de las familias.
A diferencia de la situación observada con las explotaciones agrícolas y ganaderas, la presencia de EAP's forestales puras es muy reducida y ocupan sólo el 0,5% de la superficie forestal comprendida en el estrato de hasta 200 hectáreas. En este sentido y como se mencionó anteriormente, la superficie forestal debería adicionarse a la superficie ganadera debido a que este es el uso predominante de estas áreas, aunque en los últimos años un grupo de pequeños productores ha incorporado el aprovechamiento del monte nativo como una actividad destinada al mejoramiento de los ingresos familiares.
Los datos disponibles muestran la predominancia de los cultivos industriales en la composición de la base productiva de las explotaciones agrícolas, en particular en los estratos de hasta 25 hectáreas. Los cereales mantienen una participación relativamente homogénea en los diferentes estratos, mientras que el área cultivada con oleaginosas se incrementa a medida que aumenta la superficie de las EAP's. En cuanto al resto de los cultivos se destaca la participación en los estratos de menor superficie de las especies hortícolas que integran la denominada “sementera baja”.
Con relación a las explotaciones ganaderas comprendidas en el estrato de hasta 200 hectáreas, los resultados provisionales del CPA ‘01 indican la existencia de 237.787,8 hectáreas dedicadas a esta actividad
En cuanto a las existencias ganaderas bovinas por estrato, los registros estadísticos indican que la carga animal promedio es de 0,23 UG/Ha (Estadísticas Ganaderas 2002, en Codutti, 2003:136). Si se tiene en cuenta que el estrato de hasta 200 hectáreas reúne una superficie dedicada a esta actividad de 572.015,1 hectáreas, incluyendo al área ocupada por montes nativos, el rodeo bovino de la pequeña producción alcanzaría las 131.563 UG y la producción de carne a 11.440 ton/año, considerando la producción media estimada para la provincia (20 Kg./ha/año).
Con relación a las existencias de ganado caprino si bien no existen datos fehacientes en cuanto a la participación de la pequeña producción, se considera que el 80% de la majada provincial (376.000 cabezas) está reunido en explotaciones con hasta 200 hectáreas de superficie, fundamentalmente en los departamentos General Güemes y Almirante Brown (Dirección de Producción Animal, en Codutti, 2003:136). En función a estos datos se estima que la pequeña producción logra una producción de 100.000 cabritos anuales, destinados al autoconsumo y a la comercialización en el mercado de algunas categorías en determinadas épocas del año.
Con referencia a la actividad forestal, la información disponible permite constatar que el 99,9% de la superficie forestal reunida por las explotaciones con hasta 200 hectáreas está ocupada por montes nativos, correspondiendo el 31% a montes altos, el 56,8% a montes bajos, el 32% a montes ralos y el 11,2% a fachinales. La mayor proporción de montes altos se observa en el estrato de 100,1 a 200 hectáreas (34,3%), mientras que las explotaciones de 0,1 a 100 hectáreas predominan los montes bajos y fachinales, situación que pone de manifiesto la degradación de las masas boscosas en estos estratos.
La superficie con bosques cultivados es reducida (1.249,6 hectáreas) y el 88,7% se concentra en los estratos de 50,1 a 200 hectáreas. El cultivo de especies forestales se observa en las explotaciones que poseen más de 5,1 hectáreas, aunque es reducida el área forestada en el estrato de hasta 50 hectáreas. La predominancia del algarrobo entre las especies cultivadas (78,1%) se debe al apoyo estatal (subsidios) para la reforestación de áreas ocupadas por montes y/o el enriquecimiento de estas formaciones con especies nativas.
La información disponible no permite contar con datos fehacientes en cuanto a la participación de la pequeña producción en la producción forestal de la provincia. Sin embargo, si se toma en cuenta la producción media del monte nativo (11,7 ton/año) y se considera únicamente la superficie ocupada por montes altos (78.803,3 hectáreas), este estrato aportaría alrededor de 922 toneladas anuales de productos forestales. A este volumen debería adicionarse la producción de carbón y leña en áreas ocupadas por montes bajos y ralos destinadas al consumo en los hogares o a la venta en el mercado (Codutti, 2003:127 a 137).
PARTICIPACIÓN EN LA ECONOMÍA AGRARIA
El análisis efectuado en los puntos anteriores, permite contar la composición detallada de la base productiva de las explotaciones agropecuarias comprendidas en los estratos con hasta 200 hectáreas de superficie. A partir de estos datos es posible efectuar una estimación de la participación de la pequeña producción de subsistencia y familiar en la economía agraria, en particular en lo que se refiere a la generación de valor de producción.
La pequeña producción reúne un total de 11.608 explotaciones agropecuarias y concentra 789.965,8 hectáreas, de las cuales 217.950,7 hectáreas se destinan a cultivos agrícolas y las restantes 572.015,1 hectáreas son consideradas de uso ganadero - forestal. La superficie agrícola asociada a la pequeña producción representa el 23,1% de la superficie total cultivada en la provincia (942.704,5 hectáreas), mientras que la superficie de uso ganadero - forestal representa el 12,1% del área destinada a estas actividades (4.710.935,8 hectáreas).
Por su parte, en las unidades de producción comprendidas en el estrato con hasta 200 hectáreas los cultivos mencionados en el CUADRO Nº 39 representan el 95,9% del área sembrada y reúnen 209.029 hectáreas. Este grupo de cultivos generaría, a precios de mercado de Diciembre de 2002 y con rendimientos físicos por debajo del promedio estimado para la tecnología del productor, con excepción del tabaco donde se consideraron rendimientos similares, un valor bruto de producción de 165.202.193,90 $/año, según el detalle observado en el CUADRO Nº 38.
CUADRO Nº 39: EAP's Valor bruto de producción agrícola de la pequeña producción.
CULTIVOS
SUPERFICIE (Ha)
RENDIMIENTOS (Tn/Ha)
PRECIO ($/Tn)
VBP ($)
Algodón
129.494,0
0,9
1.000,0
116.544.600,0
Girasol
26.148,8
1,0
554,0
14.486.435,2
Soja
25.804,2
1,4
515,0
18.604.828,2
Maíz
17.505,3
1,8
257,0
8.097.951,8
Trigo
6.769,3
1,2
340,0
2.761.874,4
Sorgo
2.543,3
1,8
245,0
1.121.595,3
Tabaco
544,6
1,9
3.350,0
3.466.379,0
Arroz
219,5
2,0
270,0
118.530,0
TOTAL:
209.029,0


165.202.193,9
FUENTE: (Codutti, 2003:138), con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco.
Los resultados anteriores permiten inferir que la pequeña producción de base agrícola generaría, considerando las hipótesis de rendimientos y precios de mercado antes enunciadas, un valor bruto de producción equivalente al 17,8% del valor generado por la agricultura provincial en su conjunto. Con relación al cultivo de algodón cabe señalar que su participación ha disminuido en las dos últimas campañas, mientras que aumentó la superficie de oleaginosas (soja y girasol) y cereales (trigo y maíz). En este sentido, es probable que estas modificaciones hayan afectado la relación entre el valor bruto de producción generado por la pequeña producción y la producción agrícola provincial.
En cuanto a la participación de la producción destinada al autoconsumo familiar, en las explotaciones de hasta 200 hectáreas la superficie cultivada con legumbres, hortalizas -incluyendo los cultivos que integran la “sementera baja”- y frutales, asciende a 7.935,3 hectáreas. La incorporación de este grupo a los cultivos de renta permite incluir en el análisis al 99,5% de la superficie cultivada. En este sentido, si se toma un rendimiento promedio para estos cultivos de 2.000 Kg./ha/año y un valor medio de mercado para los productos de 200 $/tonelada, el valor bruto de producción ascendería a 3.174.120 $/año. Esta cifra, sumada a la estimada para los cultivos de renta, implica que la pequeña producción generaría un valor bruto de producción de 168.376.313,90 $/año, equivalente al 18,4% del valor bruto de producción de la agricultura provincial en su conjunto.
Con relación a la ganadería, se estima que en función a la carga animal y la producción de carne por unidad de superficie, la pequeña producción produce alrededor de 11.440 toneladas anuales de carne bovina y 2.000 toneladas anuales de carne caprina. Estos volúmenes, valorados a precios de mercado, implican un valor bruto de producción de 15.780.000 $/año. A la cifra anterior debería adicionarse el valor de venta de la producción de porcinos, ovinos, aves y otras actividades de granja desarrolladas por los pequeños productores, cuya participación no se ha estimado debido a la carencia de datos que permitan obtener una aproximación confiable.
Una situación similar se observa en cuanto al aporte de la pequeña producción a la economía forestal, en donde teniendo en cuenta el rendimiento medio de los montes nativos se estima que este estrato produce alrededor de 922 toneladas anuales de productos, las que valoradas al precio de mercado, representan, aproximadamente, 30.000 $/año. Esta cifra equivale al 4% del valor de la producción forestal provincial registrada en las estadísticas de la Dirección de Bosques para el año 2001.
Al igual que en la actividad ganadera y de granja es probable que el valor de la producción forestal generado por la pequeña producción esté subestimado debido a que no se dispone de datos fehacientes respecto a los volúmenes comercializados por este estrato. Una situación similar se observa con la producción consumida en los hogares (leña, carbón) o utilizada en las propias explotaciones (postes).
En síntesis, la información disponible permite estimar adecuadamente el aporte de la pequeña producción a la economía agrícola y con algunas limitaciones su participación en la economía ganadera y forestal. Sin embargo, el análisis efectuado en los puntos anteriores permite inferir que el estrato de hasta 200 hectáreas de superficie representa el 60% de las explotaciones agropecuarias de la provincia y genera un valor bruto de producción de alrededor de 181.000.000 $/año, equivalentes al 18% del valor generado por la actividad agrícola, ganadera y forestal de la provincia en su conjunto (Codutti, 2003:137 a 139).
EVOLUCIÓN DE LOS RENDIMIENTOS Y DEL CAMBIO TECNOLÓGICO
La información suministrada por los programas gubernamentales y no gubernamentales de asistencia técnica que operan en la provincia, así como las evaluaciones efectuadas por el INTA y los servicios técnicos del Ministerio de la Producción, ponen de manifiesto que en los últimos años ha comenzado a manifestarse un incipiente proceso de mejoramiento de los rendimientos en las actividades desarrolladas por la pequeña producción. Sin bien no existen datos estadísticos desagregados por estratos de superficie, tipos sociales o sistemas productivos, la creciente adopción de tecnologías se manifiesta en un aumento de los rendimientos y una mejora en la calidad de los productos.
En el caso del algodón el incremento de los rendimientos está asociado a la adopción de prácticas agronómicas como la realización de abonos verdes y rotación de cultivos en parcelas ocupadas por melilotus o por la asociación maíz - poroto. La siembra en épocas y con la densidad recomendada, el control de plagas con los productos y las dosis apropiadas, también ha contribuido a mejorar los rendimientos. Sin embargo, la utilización de la labranza convencional continúa siendo la práctica más difundida y no se aplican fertilizantes, ya sea como práctica rutinaria, como respuesta al análisis de suelo o según el cultivo antecesor. La utilización de herbicidas de pre-siembra se observa en los estratos de mayor superficie, mientras que la aplicación de insecticidas se efectúa de manera rutinaria y sólo en contadas ocasiones responde al nivel de infestación de los cultivos. La utilización de material genético nuevo es reducida, al igual que la selección de variedades en función al potencial de rendimiento.
Aunque los productores, en la mayoría de los casos, conocen los resultados que podrían alcanzar con la modificación de las prácticas de cultivo, sus sistemas productivos presentan limitaciones estructurales, asociadas, fundamentalmente, con la escasa superficie disponible para efectuar rotaciones, abonos verdes o pasturas, lo que demuestra que las prácticas de cultivo recomendadas no nacen de las condiciones específicas donde operan los productores, y por lo tanto hay que darle la vuelta a los modelos recomendados. No se trata de tener una tecnología y adaptar los productores a ella, sino de generar una tecnología adaptada a la realidad de los productores[2].
Las dificultades para el acceso al financiamiento constituyen también una limitante para la adquisición de agroquímicos para el control de plagas y enfermedades, así como la carencia del equipamiento necesario para efectuar un correcto fraccionamiento y aplicación de los productos.
En el resto de los cultivos de renta (maíz, soja, girasol) que se han difundido en los estratos de mayor superficie, los productores utilizan semillas de materiales tradicionales, con excepción de la soja en donde se observa una alta adopción de variedades transgénicas, proceso que también ha comenzado a manifestarse en el maíz. La selección de variedades o híbridos en función al potencial de rendimiento, al comportamiento ante plagas y enfermedades o por el uso combinado con herbicidas no constituye una práctica difundida entre los pequeños productores. En los cultivos hortícolas se observa una mayor utilización de semillas mejoradas y una creciente aplicación de prácticas apropiadas de manejo.
La tecnología biológica (semillas mejoradas) posiblemente constituya el cambio tecnológico más difundido en la pequeña producción. Este aspecto está relacionado con la facilidad con que se realiza la transferencia directa, por parte de las empresas proveedoras de insumos, aunque la adopción de nuevas variedades implica también la utilización de otros insumos para que su potencial productivo se exprese en los rendimientos, aspecto que implica un incremento en los costos de producción y, consecuentemente, el agravamiento de las dificultades de financiamiento que manifiesta este estrato.
La difusión en algunos grupos de productores de prácticas ambientalmente sustentables en sustitución de las tecnologías tradicionales o como alternativa de las tecnologías aplicadas por la producción empresarial, constituye también un aspecto que ha contribuido a mejorar los rendimientos y, fundamentalmente, la calidad de los productos destinados al consumo familiar y a la comercialización como ocurre con los cultivos hortícolas que integran la denominada “sementera baja” (zapallos, mandioca, batata, legumbres, verduras de hoja, tomate y pimiento, entre otros).
En términos generales los rendimientos de los cultivos de renta de la pequeña producción se sitúan por debajo de los obtenidos por la agricultura empresarial. En este sentido, un aspecto a considerar es que el cambio tecnológico en este estrato implica pasar a un sistema de mayores costos de producción y, en muchos casos, acarrea una menor utilización de mano de obra familiar, insumo que posee un costo de oportunidad reducido debido a la ausencia de otras alternativas de ocupación en el medio rural. Esta situación es evaluada por el productor dado que no siempre la obtención de mayores rendimientos a partir de la utilización de la tecnología disponible implica un mejoramiento de los ingresos monetarios netos y la ocupación de la mano de obra de las familias.
Por esta razón se debe vincular toda innovación tecnológica con la organización de los productores, construyendo un desarrollo de escala, entre pequeños, que les permita competir, liberando de la dependencia de las comercializadoras de insumos y productos (Jara, 2005).
Con relación a lo anterior, cabe señalar que en períodos de bajos precios de los productos transables no se observan diferencias significativas entre el ingreso neto que puede obtener un pequeño productor por unidad de superficie y el alcanzado por un productor empresarial que utiliza el paquete tecnológico disponible. Esta situación resulta más evidente si a los costos de producción se suman las amortizaciones de los bienes de capital utilizados en ambos sistemas. Este motivo ha contribuido, probablemente, al mantenimiento de la pequeña producción en el agro chaqueño aunque en condiciones de pobreza debido a las dificultades que manifiestan para ingresar a un proceso de acumulación de capital.
Una cuestión de suma importancia por su incidencia en los niveles de rendimiento de las actividades agrícolas es la variabilidad climática que se observa durante el desarrollo del ciclo de los cultivos, situación que afecta en mayor medida a la pequeña producción debido a la escasa adopción de tecnologías de manejo de agua y suelo en el ámbito predial, agravada por la aplicación de sistemas de labranza convencionales que no contribuyen a la retención del agua en el perfil de los suelos.
Lo expuesto marca dos racionalidades contradictorias. Por un lado, la dominante, una agricultura empresarial de altos insumos, donde la soja es el ejemplo paradigmático, donde se va hacia lo transgénico, con lo que se causa contaminación genética, contaminación y agotamiento de los recursos naturales, exclusión social. Por otro lado, la agricultura campesina, a la que se mantiene relegada, sin investigar ni construir un modelo de agricultura regional, pues no hay dinero para la quimioterapia de la producción campesina, ya que pesa la mentalidad comercial, pero no hay un concepto de agro ecología, de manera que el mercado los termina devorando (Jara, 2005).
Las consideraciones anteriores respecto al cambio tecnológico en la agricultura son extensivas a los sistemas de producción ganaderos. Las prácticas de manejo tales como el estacionamiento del servicio, el tacto pre-servicio y la evaluación de la capacidad de servicio de los toros no están difundidas en el estrato de la pequeña producción. La edad de entore de las vaquillonas es mayor a los 24 meses, el destete tradicional es realizado a una edad igual o mayor a 6 meses y la reposición de vientres se realiza con vaquillonas provenientes de la recría y no se utiliza la inseminación artificial.
Sin embargo, se observa un mejoramiento de la productividad entre los productores que han adoptado prácticas sanitarias que permiten reducir los índices de mortandad de las categorías menores de los rodeos y las majadas. La difusión del cultivo de especies forrajeras y la rotación con las actividades agrícolas también ha contribuido a incrementar los rendimientos mediante el mejoramiento de la alimentación. Un efecto similar ha tenido la incorporación de boyeros eléctricos que posibilitan un mejor aprovechamiento de la oferta forrajera. Las inversiones prediales para el mejoramiento de la provisión y almacenamiento de agua también han incidido positivamente sobre los indicadores de productividad, aunque este aspecto continúa representando uno de los principales déficit para el desarrollo ganadero en el estrato de la pequeña producción.
Algunas enfermedades que afectan a los animales de trabajo, como es el caso de la anemia infecciosa equina, poseen una fuerte incidencia sobre las posibilidades de desarrollo de los sistemas de la pequeña producción agrícola, agravadas por el alto costo de reposición de estos animales. Un aspecto relacionado con los sistemas ganaderos es el mejoramiento evidenciado en la calidad de los productos y subproductos lácteos. La coordinación interinstitucional desarrollada por algunos programas de intervención y organismos sanitarios para el control de enfermedades como la brucelosis y otras zoonosis, además de contribuir a mejorar la calidad de los alimentos consumidos por las familias, constituye un avance significativo para el ingreso de estos productos al mercado, en especial a través de modalidades de comercialización desarrolladas en el ámbito local (ferias francas).
Con relación a la actividad forestal desarrollada por la pequeña producción, el cambio más significativo evidenciado en los últimos años es la paulatina adopción de prácticas de manejo sustentable del monte nativo. Asimismo, el acceso de algunos grupos de productores a los programas de financiamiento para la forestación con especies exóticas y nativas y para el enriquecimiento de las formaciones boscosas nativas constituye una alternativa para diversificar e incrementar los ingresos prediales en este estrato.
Pese a los cambios tecnológicos antes mencionados, circunscriptos a un número reducido de productores, son manifiestas las brechas que se visualizan con los rendimientos y los indicadores de productividad obtenidos en los sistemas de producción empresariales que realizan actividades similares. Por otra parte, si bien existen tecnologías físicas, biológicas y organizativas de bajo costo y alto impacto productivo susceptibles de adopción por parte de la pequeña producción, el desarrollo tecnológico del agro está orientado hacia la producción de tipo empresarial, aspecto que puede incidir en el futuro sobre las posibilidades de evolución de las actividades básicas de renta de la pequeña producción (Codutti, 2003:139 a 141).
INTEGRACIÓN A LAS CADENAS DE VALOR
Las modalidades de integración de la pequeña producción a las cadenas de valor en el agro chaqueño se caracterizan por su alto grado de informalidad y marginalidad. Esta situación, atribuible en principio a las diferencias que se observan en las posibilidades de acceso a los mercados, los bajos volúmenes de producción operados y al escaso poder de negociación que ostenta el pequeño productor frente al resto de los actores con los que se vincula en la cadena de valor, se agrava por las dificultades que manifiesta este estrato para actuar dentro del marco normativo vigente en materia impositiva y previsional. Esto muestra que el concepto de encadenamiento no sirve, ya que las cadenas son de explotación y no de complementariedad, porque no existe organización campesina que sea capaz de crear nuevas formas de articulación reticular (Jara, 2005). La integración de las cadenas de valor se refiere exclusivamente al producto, no interesando el productor.
Los mercados a los que concurre la pequeña producción agrícola, en la mayoría de los casos, se caracterizan por la existencia de una demanda oligopsónica integrada verticalmente, con un fuerte poder de negociación en la definición de las modalidades de venta. Los precios recibidos por los pequeños productores resultan inferiores a los precios vigentes en el mercado para una calidad comercial similar de los productos y también están influenciados por el lugar de entrega y formas de presentación, siendo inferiores cuando los compradores retiran la producción de la chacra.
Este fenómeno es demasiado bien conocido, ya que es la forma tradicional de exacción del excedente campesino, donde los términos de intercambio le son casi siempre desfavorables, ya que no tiene capacidad de negociación en el mercado. Lo que explica su presencia en las tierras marginales es que el campesino “se contenta” con el equivalente a su salario y no exige renta ni ganancia al estilo capitalista, se comporta como un asalariado a destajo. Apuesta al algodón porque sabe que tiene un mercado seguro, pero en lo demás está perdido. La extensión agrícola no se preocupa de construir otros modelos de organización y gestión que les permitan capturar mas del excedente (Jara, 2005).
La vinculación de los pequeños productores con el mercado se realiza, en la mayoría de los casos, a través de comerciantes locales que actúan como proveedores de insumos para los cultivos agrícolas o para el control de la sanidad de los animales de trabajo y de renta en el caso de la actividad ganadera. Las modalidades asociativas para la compra de insumos no están suficientemente difundidas, aunque en los últimos años se han conformado algunos grupos que operan en el contexto de los programas de desarrollo rural que promueven estas figuras como alternativa para la obtención de mejores precios.
Las organizaciones de productores reconocen que el hecho de operar en forma individual (lo que demuestra el débil grado de desarrollo organizacional) y con baja escala incide sobre sus posibilidades para acceder a los insumos (semillas y agroquímicos) en los momentos oportunos para realizar las siembras o los controles de plagas y enfermedades de los cultivos. Este problema se agrava por las dificultades que caracteriza a este estrato para acceder a las operatorias convencionales de financiamiento de los gastos operativos de producción (préstamos en el sistema formal o financiamiento por parte de las empresas proveedoras de insumos, modalidad muy difundida en la agricultura empresarial).
Una situación similar se observa en la difusión que ha tenido el asociativismo para la venta conjunta de la producción, en donde la figura de las cooperativas, pese a la crisis por la que atraviesan en el agro chaqueño, continua representando la principal modalidad adoptada para la comercialización de la producción, en particular entre los productores comprendidos en el estrato de 50 a 200 hectáreas. Al igual que en el caso de los insumos, la falta de escala es percibida por los pequeños productores como una dificultad para acceder a determinados mercados y negociar mejores plazos y condiciones de venta, lo que se constituye en una razón más para pensar en nuevas formas organizacionales, para ganar escala sin dejar de ser pequeño.
La figura del comerciante local (“acopiador bolichero”) continúa vigente en el agro chaqueño, aunque su participación en el volumen de productos acopiado ha disminuido respecto a décadas anteriores, en especial en el caso de la producción algodonera donde ha sido desplazado, parcialmente, por los corredores y/o acopiadores privados que operan para firmas establecidas dentro o fuera de la provincia. Sin embargo, el acopiador local mantiene una incidencia importante en la pequeña producción al actuar como financiador de los gastos de producción y de alimentación de las familias, situación que crea un compromiso de venta futura de la producción y una dependencia con relación a esta figura.
La presencia del “acopiador bolichero” también es importante para la pequeña producción ganadera o para aquellos productores que desarrollan sistemas productivos mixtos en donde uno de sus componentes es la ganadería. En este caso, los carniceros locales representan el principal canal de comercialización debido a los bajos volúmenes operados y, fundamentalmente, por el rol de proveedor de carne u otros productos para la subsistencia de las familias a lo largo del año.
En ambas situaciones, las transacciones comerciales se realizan al margen de las normativas impositivas vigentes, situación que es usufructuada por los acopiadores estableciendo las modalidades y condiciones de pago y el precio de los productos. La debilidad de los controles sanitarios sobre la faena realizada por los carniceros locales facilita también la operación informal de estos agentes, aspecto que repercute también sobre la salud de la población que consume productos y subproductos de origen cárnico cuya calidad higiénico-sanitaria no está adecuadamente controlada.
Otro mecanismo utilizado por los pequeños productores para vincularse al mercado e integrarse a las cadenas de valor es a través de la figura del acopiador privado. Estos agentes operan para empresas agroindustriales y poseen estructuras de acopio y transporte instaladas en las principales áreas de producción. En algunos casos, fundamentalmente en el estrato con más de 100 hectáreas, la vinculación con los productores puede realizarse mediante la provisión de insumos y el compromiso de venta de la producción obtenida. Esta modalidad de comercialización también es ejercida por empresas locales dedicadas a la venta de semillas y agroquímicos y se basan en el conocimiento mutuo que ambas partes poseen sobre el cumplimiento de las condiciones acordadas.
En algunos casos el trabajo de los acopiadores privados comienza durante el desarrollo de los cultivos, período en el que recorren las zonas de producción estableciendo compromisos de compra con los productores y definiendo las modalidades de entrega y pago del producto. Esta operación se perfecciona en la chacra del productor y los precios pagados son inferiores a los vigentes en el mercado. Esta modalidad es utilizada por aquellos productores que no poseen capital de trabajo para financiar la cosecha o no disponen de estructuras de almacenaje apropiadas para retener el producto a la espera de una mejor cotización o para negociar condiciones de venta más ventajosas.
La figura del acopiador cooperativo también se encuentra presente en el estrato de la pequeña producción y, como se mencionó anteriormente, constituye la principal modalidad de asociativismo para la integración a las cadenas de valor en este estrato. Su rol mantiene cierta importancia en el caso de la producción algodonera, aunque en las últimas campañas el volumen acopiado fue muy bajo. Las cooperativas también actúan como proveedoras de insumos y alimentos para las familias durante el desarrollo del ciclo de los cultivos, realizando el productor la cancelación de esta deuda cuando la cooperativa realiza la liquidación de los productos acopiados y comercializados.
Al momento de la entrega del algodón en bruto, la cooperativa realiza el pago de un anticipo que permite a los productores continuar con la cosecha. Estos pagos son financiados por las cooperativas mediante la venta anticipada de fibra de algodón, con fecha de entrega, precios y calidad de referencia acordada, a corredores que operan para hilanderías y/o exportadores, así como a cooperativas de segundo grado, aunque esta última modalidad a perdido importancia en la provincia. Por lo general, las cooperativas se reservan la venta de la semilla de algodón para cubrir el costo del desmote y luego la comercialización para la siembra en la próxima campaña, a empresas aceiteras o a productores ganaderos que utilizan este insumo como un componente de las raciones alimentarias de la hacienda en esquemas de suplementación estratégica o engorde a corral (feed lot).
Estos campesinos, en tanto proveedores del insumo agroindustrial cumplen la función de abaratarlo, posibilitando la valorización del capital agroindustrial y comercial del algodón en condiciones de marginalidad en escala internacional e ineficacia en una industria significativa a nivel nacional. Observan en mayor proporción los costos de la crisis experimentando mayores niveles de riesgo, pero permaneciendo disponibles o como “reservorio de oferta” para el momento de la recuperación (Agriculturas…, 173).
Con relación a la integración a la cadena de valor forestal, al igual que en los casos anteriores la participación de los pequeños productores es marginal e informal. Sin embargo, el aprovechamiento del monte nativo constituye un componente en la estrategia de subsistencia de las familias, en especial cuando los precios de los productos de renta son bajos o la producción resulta afectada por contingencias climáticas. La escasa superficie forestal con aptitud maderable controlada por este estrato también incide sobre sus posibilidades de integración formal a las cadenas de valor.
Los productores comprendidos en el estrato de 100 a 200 hectáreas constituyen el grupo que ostenta mayores posibilidades de realizar el aprovechamiento sustentable del monte y mejores condiciones para la comercialización de sus productos. En muchos casos los pequeños productores o los integrantes de su grupo familiar participan, como mano de obra transitoria, en las denominadas "cuadrillas" utilizadas por los obrajeros para la explotación del monte, constituyendo una alternativa de ocupación de la mano de obra familiar. Su trabajo suele remunerarse a destajo y por lo general trabajan al margen de las disposiciones laborales y previsionales vigentes. En el caso de la producción de leña, la venta de este producto se efectúa para uso directo o es empleada para la elaboración de carbón y su posterior venta a acopiadores zonales. Una situación similar se observa con la producción de postes.
En el contexto anterior, la integración de la pequeña producción a las cadenas de valor es, en la mayoría de los casos, informal y marginal, y no avanza más allá de los primeros eslabones de los diferentes complejos productivos. Una figura que se ha desarrollado en los últimos años es la vinculación directa de los productores con los consumidores a través de las ferias francas[3], modalidad que ha permitido la venta local de productos hortícolas y granjeros. Asimismo, es importante rescatar las experiencias de elaboración artesanal de productos y subproductos de origen vegetal y animal, aspecto que puede constituir la base para el desarrollo de una pequeña agroindustria rural, como alternativa para la comercialización, la integración a las cadenas de valor, la generación de ingresos monetarios y la ocupación de la mano de obra de las familias (Codutti, 2003:141 a 143).
ORGANIZACIONES DE PEQUEÑOS PRODUCTORES
Las principales organizaciones propiamente campesinas son relativamente jóvenes en la Argentina, y se remontan a la década de los ‘60 con el surgimiento de las Ligas Agrarias del norte argentino. Dichas Ligas transitaron desde una plataforma de lucha muy vinculada a sectores progresistas de la Iglesia Católica; luego intermediadas por referentes políticos extra-campesinos de tendencia extrema izquierda, hasta hoy día donde se advierte un resurgimiento parcial (Misiones, Formosa, Santiago del Estero, Chaco) apoyado en ocasiones por agencia de cooperación y ayuda internacional. En esta última fase, la acción de algunas ONG’s ha sido bastante decisoria por cuanto han desarrollado programas de acción y capacitación con núcleos organizados. A pesar de lo anterior, las cifras más optimistas no superaban -en el año 1991- el 6% de la población campesina organizada; esto es, pequeños productores minifundistas y asalariados rurales (Agriculturas…, 174).
En diciembre de 2005, en oportunidad de conformarse el Foro Nacional de la Agricultura Familiar, participaron del mismo 82 organizaciones de 18 provincias, que representaban a 113.240 familias de productores familiares. En el Chaco participan de distintas formas asociativas el 16% de las EAP’s.
CUADRO Nº 40: Cantidad de EAP’s que participan en formas asociativas. Total y porcentaje.
FORMA ASOCIATIVA
CANTIDAD
PORCENTAJE
Cooperativas
1.774
64,93
Gremiales
426
15,59
Adquisición de Bienes / Insumos
112
4,10
Comercialización de Producción
117
4,28
Uso Instalaciones y Máquinas
71
2,60
Otras
232
8,49
TOTAL:
2.732
100,00
FUENTE: Elaboración propia, con datos del CPA ‘01.
En la provincia del Chaco existen numerosas organizaciones de pequeños productores agropecuarios, aunque el grado de desarrollo organizacional y representatividad es heterogéneo. En los puntos siguientes se describen los objetivos, estrategias y demandas planteadas por las organizaciones rurales más representativas y con mayor grado de participación que operan en la provincia, dejando explicitado que el listado no es excluyente debido al fuerte desarrollo de organizaciones locales integradas por grupos de 40 a 60 productores que pueden o no estar integradas a otras organizaciones.
La UNPEPROCH existe como organización desde el año 1985 y asume la representación de 2.000 familias distribuidas en los departamentos 1º de Mayo, Libertad, General Dónovan, Sargento Cabral, Libertador General San Martín, 25 de Mayo, Presidencia de la Plaza, Quitilipi, Maipú e Independencia. Están organizadas en comisiones zonales, de las cuales surgen representantes titulares y suplentes que luego constituyen la Comisión Directiva provincial.
El objetivo principal de esta organización es lograr la regularización de la tenencia de la tierra a través de la titularización individual de lotes o la constitución de “reservas” ocupadas por grupos de productores en donde desarrollan sus actividades productivas. También atienden cuestiones vinculadas al mejoramiento de la producción para el autoconsumo y la comercialización, así como a la promoción de la elaboración de productos ya sea para consumo humano o para la preparación de raciones para animales de trabajo (caballos, mulas, bueyes) o de renta (aves, bovinos, caprinos y porcinos).
En cooperación con INCUPO ha avanzado en la utilización de especies medicinales nativas y con la asistencia técnica y financiera del IIFA en la aplicación de prácticas de manejo sustentable del monte nativo, además de gestionar financiamiento para alambrados y la instalación de boyeros eléctricos para pastoreo rotativo. La organización participó de la Unidad de Coordinación Provincial del PSA y se retiró luego de plantear la no devolución de los préstamos recibidos para el desarrollo de emprendimientos productivos asociativos[4].
En los últimos años la UNPEPROCH ha establecido una estrategia de negociación permanente con el poder ejecutivo y legislativo de la provincia a efectos de avanzar en los temas inherentes a la regularización de la tenencia de la tierra. Este proceso se lleva a cabo mediante la titularización de lotes ocupados por pequeños productores o expropiaciones que permiten la relocalización de familias o la distribución de la tierra entre hijos de pequeños productores. La capacitación de los jóvenes en la aplicación de prácticas productivas constituye también una de las principales estrategias de la organización para evitar su migración a los centros urbanos.
La APPCH asume la representatividad de alrededor de 400 productores concentrados mayoritariamente en el departamento General Güemes y, en menor medida, en el departamento Sargento Cabral. El objetivo de la organización es representar a sus integrantes ante programas institucionales como el PSA u otras instancias de apoyo a pequeños productores. A partir del apoyo técnico y financiero de estos programas han diversificado sus sistemas productivos, incorporado la producción de granja para el autoconsumo y la comercialización local de excedentes, estrategia que les permitió mejorar la calidad alimentaria de las familias e incrementar sus ingresos. La participación de estos productores en ferias francas locales les ha permitido generar otras alternativas para la comercialización de su producción, muy valoradas por los integrantes de la organización.
Recibe asistencia técnica de ONG’s, especialmente del INDES, con quien ha desarrollado experiencias de manejo de los recursos naturales, contando en estas instancias con el apoyo de la Dirección de Suelos y Agua Rural del Ministerio de la Producción del Chaco.
La regularización de la tenencia de la tierra, el mejoramiento de las viviendas y de las condiciones de acceso a la educación y la salud, conjuntamente con el mejoramiento de la infraestructura productiva, constituyen las principales demandas de la organización, reconociendo que el mejoramiento de estos aspectos representa una condición necesaria para retener a los jóvenes en el medio rural. En este sentido, el mejoramiento de los servicios educativos primarios rurales es percibido como una condición imprescindible para que los jóvenes accedan a niveles superiores de educación.
Tanto la UNPEPROCH como la APPCH son organizaciones tradicionales, lo que no sirve para actuar en contextos de mercados abiertos. Reivindican servicios u otros reclamos tradicionales de las organizaciones campesinas –tierra, precio de la producción, créditos y/o subsidios-, y se encuentran fuertemente aliadas a las ONG's.
La Federación de Asociaciones de Pequeños Productores reúne a 150 familias ubicadas en cercanías de la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña. Esta organización agrupa a un conjunto de asociaciones constituidas por 10 a 15 familias, dedicadas tradicionalmente al cultivo del algodón pero que en los últimos años redujeron el área sembrada e incrementaron el cultivo de hortalizas y sementera baja cuya producción se destina al autoconsumo familiar y a la comercialización. La organización brinda a sus integrantes servicios de maquinaria agrícola y reciben aportes de las operatorias instrumentadas por el Ministerio de la Producción.
En la zona periurbana de Presidencia Roque Sáenz Peña, incluso en parcelas urbanas, se localizan grupos de pequeños productores organizados a partir de 1995 a instancia del municipio para proveerles servicios de laboreo de suelos y combustibles. Estos grupos cuentan con asesoramiento técnico del INTA y reúnen a unos 350 productores dedicados al cultivo de sementera baja y hortalizas que comercializan localmente. Otros agrupamientos en el área de Presidencia Roque Sáenz Peña surgen como reflejo de las conquistas alcanzadas por estas organizaciones y reúnen, aproximadamente, a 500 productores.
La Unión de Campesinos Poriajhü se constituyó en 1989 con el propósito de resistir el desalojo de un asentamiento que ocupaban en cercanías de Presidencia Roque Sáenz Peña. La organización ostenta la representación de 200 familias, aunque en la actualidad parece contener a una cantidad inferior. Reciben asistencia del PSA para proyectos de autoconsumo y algunas experiencias de producción de “pollos camperos” y hortalizas, las que han tenido resultados positivos, e intentan organizar la producción ganadera en forma asociativa. Han implementado un interesante sistema de comercialización “puerta a puerta” para la venta de los productos agropecuarios, a través de una especie de “círculo cerrado”.
La UNPEPROCE se origina como un desprendimiento de la UNPEPROCH y su ámbito de actuación está circunscrito al Departamento Sargento Cabral. Las demandas de esta organización son similares a las descritas para la entidad de la cual proviene (Codutti, 2003:162 a 164).
La Comisión Vecinal de Pequeños Productores del Departamento Presidencia de la Plaza integra a grupos de productores asistidos por PSA - PROINDER, encontrándose afiliada como organización a Federación Agraria Argentina. Ha realizado gestiones para la regularización de tierras, apertura de caminos vecinales, electrificación rural, salud, viviendas rurales, etc. a nivel local y provincial. Su ámbito de acción es el departamento mencionado.
En Juan José Castelli la organización de pequeños productores que trabaja en la zona está asociada y/o vinculada con el movimiento de la Corriente Clasista y Combativa (Unión Campesina) y trabajan en forma articulada con la Unión de Campesinos de Pampa del Indio (Kviatkovski, 2005).
En el Departamento Quitilipi hay cuatro asociaciones de pequeños productores: Colonia General Paz, 4 de Octubre, Mutual La Coordinadora -de Colonia El Tacuruzal-, y El Acorazado (en formación, integrada mayoritariamente por mujeres) (Harvey, 2005).
La Asociación de Pequeños Productores de Pampa Almirón, en el Departamento San Martín, agrupa a productores integrantes de grupos asistidos financiera y técnicamente por el PSA - PROINDER, y tiene entre sus actividades la realización de gestiones para la entrega de semilla de algodón a sus asociados y la arada de las tierras.

LOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN

Los programas de intervención directamente dirigidos a pequeños productores implementados en la provincia del Chaco, tales como el PSA, PROINDER, PRODERNEA, Proyectos para Productores Minifundistas del INTA y otros de gestión provincial, basan su estrategia de intervención en el trabajo grupal, la asistencia técnica, la capacitación, la asistencia financiera, etc., intentando lograr el objetivo enunciado de “…mejorar la calidad de vida…” mediante la mejora en la tecnología utilizada, la incorporación de nuevos cultivos, mejoras en el manejo de los cultivos tradicionales, promoviendo las organizaciones de tipo cooperativo, asociativo, gremial o de otra índole.
En muchos programas y proyectos el componente de asistencia financiera en sus diferentes formas (créditos, subsidios, etc.), se constituye en un factor condicionante para incorporar nuevos cultivos, realizar determinadas prácticas de manejo de cultivos, adquirir nuevas herramientas e incluso para integrar distintas formas asociativas. Vinculado con esta asistencia financiera, Chaves (1997) afirma que el uso del crédito como instrumento del desarrollo no es nuevo. Por mucho tiempo gobiernos, agencias de ayuda internacional, ONG´s y bancos de fomento han dedicado cantidades inmensas de recursos a tratar de llevar crédito a distintos grupos, como los pequeños agricultores en los años sesenta, setenta y, en alguna medida, en los ochenta, y más recientemente a micro-empresarios rurales y urbanos.
En relación a cómo la asistencia financiera facilita o potencia la integración de los productores minifundistas al sector económico, Tapella (2000:6) manifiesta que no obstante las particularidades que diferencian las múltiples experiencias de apoyo al sector, se puede expresar que el componente de crédito o subsidio (el financiamiento en general) -como instrumento que puede o debe contribuir a crear condiciones de inserción del pequeño agricultor en la economía- es hoy el denominador común de la mayoría de las acciones de apoyo en el medio rural; buscando “...promover la consolidación de grupos asociativos de productores y a la conformación de nuevos grupos, poniendo énfasis en la participación de mujeres, jóvenes, grupos de aborígenes apuntando a mejorar su capacidad productiva, tecnológica y autogestionaria” (Tapella, 2000:24).
Es menester destacar que la defensa de la existencia del campesinado como una forma particular de producción lleva ya un enfrentamiento de siglo y medio con sus detractores. Carlos Marx consideraba a los campesinos mas o menos impermeables al fermento revolucionario y entregados a “la estupidez de la vida rural” (Senghor, 78), lo que lo llevó a sostener el fin del campesinado, al igual que otros liberales, como Adam Smith o Julio Ricardo. A estos pensadores, denominados descampesinistas, se le opusieron otros denominados campesinistas, que sostenían la continuidad del campesinado (Feder, 1977).

ACCIONES EN LA PROVINCIA DEL CHACO

En la provincia del Chaco el trabajo con productores campesinos se remonta a la década del ‘60, con el acompañamiento que distintas instituciones o técnicos individuales hicieron a la rica experiencia organizativa de las Ligas Agrarias. Este proceso, ahogado por la sangrienta dictadura militar iniciada en 1976, fue retomado con el retorno de la democracia, siendo el trabajo de las ONG’s[5] pionero en esta temática, y luego enriquecido por el aporte del Estado Provincial y/o Nacional a través de diferentes programas o proyectos.


[1] Programa Cooperativo para el Desarrollo Tecnológico Agroalimentario y Agroindustrial del Cono Sur. Agrupa a los institutos de investigación agropecuaria de los países del MERCOSUR ampliado.
[2] Un productor de la provincia de Catamarca, refiriéndose a los programas de intervención manifestaba: “Los proyectos son armados por los técnicos, y después salen a buscar los productores que los lleven adelante. Parece que primero hacen el sombrero y después buscan la cabeza que le entre”.
[3] Con distintos grados de consolidación, existen en la provincia del Chaco experiencias de Ferias Francas en las localidades de General San Martín, Presidencia Roque Sáenz Peña, Villa Ángela, Charata, Quitilipi, Juan José Castelli, Tres Isletas, Presidencia de la Plaza, Villa Río Bermejito, Las Breñas, Pampa del Infierno y Machagai. En su oportunidad existieron Ferias Francas en Colonias Unidas y Colonia Elisa, las que dejaron de funcionar; y se encuentra en gestión de apertura la Feria Franca de Villa Berthet.
[4] En esta decisión fue acompañada por INCUPO, institución que realizó a nivel nacional el mismo planteo.
[5] INCUPO, INDES, CIPES y Fundapaz son las que mayores trabajos realizaron en el medio rural.

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