viernes, 17 de febrero de 2017

Claudia Domínguez

Ella sabe enlazar
en cualquier ocasión
y rejuntar la hacienda
poniendo rienda a su cimarrón.

(A Doña María Ríos - Marcos Thames)

Ángel Domínguez era hijo de paraguayo y correntina, nacido en Itatí hacia 1879 y criado en Santa Fe, llegó alrededor de la década de 1940 a trabajar en el Lote V de la Colonia Pastoril, en la zona conocida por aquel entonces como Colonia Pardo, como chofer de la familia que daba nombre a la zona. Murió de un ataque al corazón en 1952, a los 73 años.

Claudia Domínguez (fotografía del autor – 31/01/2017)

Petrona Escobar era chaqueña, hija de la correntina Florentina Escobar; murió a los 44 años. Petrona y Ángel formaron una familia de la cual nacieron ocho hermanos; el 18 de febrero de 1945 nació Claudia en Lote III, a pocos kilómetros del paraje El Curundú, siendo la tercera de la familia. Tiene tres hermanos más por parte de padre y seis hermanos por parte de su mamá, quien al morir Domínguez se casó con Vargas.

El papá tenía su chacra en la zona cercana a Santa Ana, el establecimiento de José Bandeo, donde cultivaba 72 hectáreas de algodón con su familia, producción que era totalmente entregada en la Cooperativa Unión y Progreso; ese campo luego pasó a ser propiedad de Semenza. Ángel Domínguez fue el asociado Nº 224 de la cooperativa, cuando murió dejó todas las acciones de la cooperativa y la mamá se las dio para que jugaran.

Al morir el padre, uno de los hijos de este le hizo firmar a la mamá de Claudia un papel y le sacó todas las cosas, por lo que se fueron a Salto de la Vieja con un tío del papá, Hipólito Domínguez, quien tenía un lote de 100 hectáreas; a los dos años murió y quedó todo a la deriva.

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Narciso Ramírez (2015) asegura que el “Cacique” Díaz le vendió tierra en El Palmar a Hipólito Domínguez, quien en la campaña 1941/42 sembró 40 hectáreas de algodón en el Lote V de la Colonia Pastoril (García & Busiello, 1997, pág. 88), siendo el asociado Nº 63 de la CUPAL.

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De chiquita supo lo que era trabajar para ganarse la vida. Trabajó en la chacra, ayudando a su familia; como empleada en Resistencia y Salto de la Vieja, trabajaba en un almacén en este pueblito cuando cumplió quince años; este negocio era de un chino y se encontraba enfrente de donde está actualmente la EFA Salto de la Vieja.

Ahijada de Labriano Molina, se casó con un tío de este, Aristóbulo Molina, un correntino con quien tuvo seis hijos y que murió en 1980; luego se casó con Feliciano Cuyuá, un paraguayo nacido en Laureles y que había trabajado diez años con Noethinger y Lepetit, una empresa que tenía 26 leguas de campo.

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Labriano Molina era hijo de Vicente Molina, el que estaba casado con Serapia Molina, quien era hermana de Ambrosio Molina, a su vez casado con Juliana Barrios. Labriano era el padrino y con él los padres de Claudia habían llegado a Lote III.

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Trabajando en las tareas rurales aprendió castrar ovejas, chivos, novillos; aprendió a montar a caballo, a enlazar y voltear animales. Sus hijos nunca pasaron hambre, frio ni sed, nunca tomaron leche en polvo, porque siempre procuró tener una lechera para dar leche fresca a sus hijos. Nunca tuvo tiempo para perder, porque siempre trabajó por sus hijos.

Tiene el poder de curar que le vino de nacimiento, se dio cuenta que tenía ese don cuando ayudó a su mamá a que naciera su hermana. Desde entonces, noventa criaturas nacieron en sus manos, noventa criaturas a las que considera sus nietos.

Fue su papá quien, abreviando la palabra mitakuñaí (muchachita), le puso el apodo con el que todos la conocen: doña Mita.

Bibliografía

García, G. M., & Busiello, O. C. (1997). Presidencia de la Plaza. Sus Orígenes 1910 - 1940. (d. P. Municipalidad, Ed.) Concepción del Uruguay, Entre Ríos.

1 comentario:

  1. Es una maravilla que podamos conocer estas historias de las vidas de tantas personas luchadoras. Gracias

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