miércoles, 22 de febrero de 2017

FAMILIA LIVA: UN SIGLO EN PRESIDENCIA DE LA PLAZA



LOS PRIMEROS AÑOS

El 12 de octubre de 1916 había asumido la presidencia de la Nación el radical Hipólito Yrigoyen, quien unos meses más tarde, en 1917, decretaría el fin de las acciones militares de la guerra contra el indio chaqueño, que había declarado Sarmiento en 1870.
El 27 de enero de 1878 se habían cumplido 39 años de la llegada del primer contingente de friulanos a Colonia Resistencia, el cual fue seguido por otros grupos que llegaron más luego, ingresando el 26 de marzo de aquel año un grupo numeroso de agricultores, entre ellos el matrimonio compuesto por Francisco Liva, de 33 años y María Sabadini, de 29 años, con sus hijos María, Juan y Catalina, de cinco, tres y un año respectivamente. En Argentina nacerían once hijos más, entre ellos Sixto, el menor de la familia, el 18 de febrero de 1891.
José Liva
El pequeño Juan Liva creció y contrajo matrimonio con María Bonfanti, de cuyo matrimonio nacería José Liva en 1893. Luego de vivir en cercanías de Puerto Tirol se afincaron en Colonia El Zapallar (hoy Libertador General San Martín), donde también se radicaría Sixto Liva. Desde allí Sixto y José, tío y sobrino, con 26 y 24 años respectivamente, se trasladaron en febrero de 1917 al departamento Martínez de Hoz (hoy Presidencia de la Plaza), donde se afincaron en el Lote V de la Colonia Pastoril, en una zona cubierta de montes, con cañadas y abras altas donde podían realizar agricultura.
Fue en Presidencia de la Plaza donde Sixto se casó con Melania, hija de Eliseo Serafini, en tanto que su sobrino José lo hizo con la hermana de aquella, Lucía. Del matrimonio de Sixto y Melania nacieron nueve hijos -cuatro mujeres y cinco varones-, en tanto que del matrimonio de José con Lucia fueron diez los descendientes -mujeres y varones en partes iguales-.
Luego de trabajar un tiempo en Guayaibí, José adquirió un campo en Colonia Vieytes en 1929. El primer registro electoral elaborado en Presidencia de la Plaza en 1933 registra a los agricultores José y Sixto Liva, en tanto que el registro de colonos de los años 1941-42 menciona que José Liva cultivó 16 hectáreas en el Lote 23 de Colonia Vieyes y 46 hectáreas en Lote V, en tanto Sixto Liva sembró 22 hectáreas en el Lote 82 de la sección Quintas del ejido municipal.
José Liva murió el 30 de junio de 1974 y Sixto lo siguió unos meses más tarde, el 11 de diciembre.

CIEN AÑOS DESPUES

Sin tener precisión del día, se cumple en este mes de febrero un siglo de la llegada de dos hombres que se afincaron en el territorio, formando sus familias, aportando a crear riqueza a través del trabajo agrícola y que, con aciertos y errores, contribuyeron a forjar la historia de Presidencia de la Plaza. Sin poder ser exhaustivos y a riesgo de no poder mencionar todos los lugares donde ellos o sus descendientes hicieron sus aportes, vale nombrar algunos de ellos.
El 19 de marzo de 1935 un grupo de agricultores se reunieron en el domicilio de José Liva en Colonia Hipólito Vieytes, con el objeto de crear una cooperativa agrícola. José fue uno de los fundadores de la Cooperativa Unión y Progreso e integrante del primer Consejo de Administración, con el cargo de Tesorero.
En la toponimia departamental, su apellido dio nombre a la cañada que se encuentra cercana a la chacra donde se afincaran en 1917; durante muchos años a esa zona, que hoy se conoce como El Palmar, fue conocida con el nombre de Cañada Liva.
El local que fuera construido por el vecindario y donado al Estado para la creación de la Escuela N° 470 se halla emplazado en un terreno de 8 hectáreas que donara Sixto Liva.
El equipo de futbol que representara a Colonia El Palmar y que llevaba el nombre de Club Defensores de Belgrano, fue fundado y presidido durante varios años por Albino Liva, uno de los hijos de José.
Uno de los fundadores de la Feria Franca de Presidencia de la Plaza y primer presidente fue Sixto Aníbal Liva, nieto de Sixto y sobrino de José Liva; Sixto Aníbal fue también el primer presidente del Consorcio de Servicios Productivos Rurales del departamento.
Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); febrero de 2017

viernes, 17 de febrero de 2017

Claudia Domínguez

Ella sabe enlazar
en cualquier ocasión
y rejuntar la hacienda
poniendo rienda a su cimarrón.

(A Doña María Ríos - Marcos Thames)

Ángel Domínguez era hijo de paraguayo y correntina, nacido en Itatí hacia 1879 y criado en Santa Fe, llegó alrededor de la década de 1940 a trabajar en el Lote V de la Colonia Pastoril, en la zona conocida por aquel entonces como Colonia Pardo, como chofer de la familia que daba nombre a la zona. Murió de un ataque al corazón en 1952, a los 73 años.

Claudia Domínguez (fotografía del autor – 31/01/2017)

Petrona Escobar era chaqueña, hija de la correntina Florentina Escobar; murió a los 44 años. Petrona y Ángel formaron una familia de la cual nacieron ocho hermanos; el 18 de febrero de 1945 nació Claudia en Lote III, a pocos kilómetros del paraje El Curundú, siendo la tercera de la familia. Tiene tres hermanos más por parte de padre y seis hermanos por parte de su mamá, quien al morir Domínguez se casó con Vargas.

El papá tenía su chacra en la zona cercana a Santa Ana, el establecimiento de José Bandeo, donde cultivaba 72 hectáreas de algodón con su familia, producción que era totalmente entregada en la Cooperativa Unión y Progreso; ese campo luego pasó a ser propiedad de Semenza. Ángel Domínguez fue el asociado Nº 224 de la cooperativa, cuando murió dejó todas las acciones de la cooperativa y la mamá se las dio para que jugaran.

Al morir el padre, uno de los hijos de este le hizo firmar a la mamá de Claudia un papel y le sacó todas las cosas, por lo que se fueron a Salto de la Vieja con un tío del papá, Hipólito Domínguez, quien tenía un lote de 100 hectáreas; a los dos años murió y quedó todo a la deriva.

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Narciso Ramírez (2015) asegura que el “Cacique” Díaz le vendió tierra en El Palmar a Hipólito Domínguez, quien en la campaña 1941/42 sembró 40 hectáreas de algodón en el Lote V de la Colonia Pastoril (García & Busiello, 1997, pág. 88), siendo el asociado Nº 63 de la CUPAL.

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De chiquita supo lo que era trabajar para ganarse la vida. Trabajó en la chacra, ayudando a su familia; como empleada en Resistencia y Salto de la Vieja, trabajaba en un almacén en este pueblito cuando cumplió quince años; este negocio era de un chino y se encontraba enfrente de donde está actualmente la EFA Salto de la Vieja.

Ahijada de Labriano Molina, se casó con un tío de este, Aristóbulo Molina, un correntino con quien tuvo seis hijos y que murió en 1980; luego se casó con Feliciano Cuyuá, un paraguayo nacido en Laureles y que había trabajado diez años con Noethinger y Lepetit, una empresa que tenía 26 leguas de campo.

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Labriano Molina era hijo de Vicente Molina, el que estaba casado con Serapia Molina, quien era hermana de Ambrosio Molina, a su vez casado con Juliana Barrios. Labriano era el padrino y con él los padres de Claudia habían llegado a Lote III.

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Trabajando en las tareas rurales aprendió castrar ovejas, chivos, novillos; aprendió a montar a caballo, a enlazar y voltear animales. Sus hijos nunca pasaron hambre, frio ni sed, nunca tomaron leche en polvo, porque siempre procuró tener una lechera para dar leche fresca a sus hijos. Nunca tuvo tiempo para perder, porque siempre trabajó por sus hijos.

Tiene el poder de curar que le vino de nacimiento, se dio cuenta que tenía ese don cuando ayudó a su mamá a que naciera su hermana. Desde entonces, noventa criaturas nacieron en sus manos, noventa criaturas a las que considera sus nietos.

Fue su papá quien, abreviando la palabra mitakuñaí (muchachita), le puso el apodo con el que todos la conocen: doña Mita.

Bibliografía

García, G. M., & Busiello, O. C. (1997). Presidencia de la Plaza. Sus Orígenes 1910 - 1940. (d. P. Municipalidad, Ed.) Concepción del Uruguay, Entre Ríos.

lunes, 6 de febrero de 2017

MARTA ANGÉLICA CARBALLO

Nació el 7 de febrero de 1947 en Monte Grande, provincia de Buenos Aires; en una época en la cual pensar era peligroso, llegó al Chaco en junio de 1976 y a Presidencia de la Plaza en agosto de 1977 con sus tres hijas de ocho, seis y dos años, cuando los alrededores del pueblo estaban aún cubiertos de árboles, por lo que todos los días caminaba hasta la escuela para llevar a sus hijas pequeñas, yendo luego a buscarlas. En mayo de 1983 comenzó a trabajar como cocinera en la Escuela N° 183 de Santa Elena, viviendo en la casa que era del personal; al habilitarse la EFA Santa Elena en 1995 esa casa fue destinada para que funcione la escuela primaria.
Marta Angélica Carballo. Fotografía gentileza de Marta Viviana Ávila (hija mayor de Marta Angélica Carballo) – 06/02/2017.
Recuerda que en 1983 durante dos meses estuvieron viviendo en la escuela entre 30 a 40 personas, evacuados de la gran inundación que asoló la provincia del Chaco en ese año; había que prepararles desayuno, almuerzo, merienda y cena. Además de los que vivían en la escuela, venían los que se quedaban a cuidar la casa y que había que darles de comer porque no tenían nada en la chacra. Recuerda que en la Ruta 7, sobre la Cañada Cien corría el agua que parecía que habían abierto una compuerta, la fuerza del agua se llevó la alcantarilla que está en El Boquerón y recuerda el miedo que tenía de pasar por ahí, ya que tenían que ir a buscar mercadería al pueblo en una jardinera con tres caballos, donde el agua le llegaba a la panza a los animales.

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Cuando Marta llegó a trabajar en la Escuela Nº 183, la sala de primeros auxilios de Santa Elena funcionaba detrás de la escuela, donde era la caballeriza. Este centro de salud se creó el 7 de enero de 1981, siendo su encargada y enfermera por 32 años Irma Gladys Saucedo; el 27 de agosto de 1987 se inauguró el edificio nuevo, la sala Eva Perón, a donde se trasladaron en el año 1993. Cuando Irma se jubiló, siguió como enfermera Vilma González de Meana.

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Recuerda que cuando empezó a trabajar había 120 alumnos, cocinaba ella y dos ayudantes; cuando se fue solamente había 17 niños inscriptos. Recuerda que para el Día de la Bandera se hacían fiestas en la escuela donde no había más lugar para la gente, con carreras de sortija, campeonatos de futbol y de truco, concursos de tiro a voltear los tarros, para lo cual armaban unas hondas con un elástico más corto y todos se divertían muchísimo. Después solo se hacían campeonatos de futbol hasta que se dejó de hacer la fiesta.
Marta vivió con sus hijas en su lugar de trabajo, en la misma escuela hasta 1987, cuando por disposiciones directivas se decidió que nadie se quede en la escuela durante las vacaciones, entonces se trasladó a vivir a Presidencia de la Plaza, viajando todos los días, junto al conjunto de maestros, a continuar su tarea de cocinera hasta el año 1993.

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Cuando Marta se jubiló en la escuela, el director era Edgardo “Tronco” López, quien había asumido ese cargo en 1995, jubilándose en 2005. Mientras fue director, Tronco organizaba todos los años la fiesta de fin de curso y siempre la invitaba, cuando él se fue, no fue más a Santa Elena, hasta noviembre de 2016 en que fue al cumpleaños de quien fuera uno de sus “alumnos”, Aldo Morales.

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Un año después de dejar el trabajo en la escuela, en 1994 comenzó a trabajar como ayudante de cocina en el PAMI, hasta el 2002.
En toda cocinera vive una artista que expresa sus creaciones en las comidas que prepara. Pero el arte de Marta no termina en los platos, sino que también expresa el arte que lleva en su corazón a través de diversas manualidades: los tejidos en crochet, con agujas, en el diseño de diversas creaciones muestra la habilidad que la lleva a crear y a expresar esas creaciones, espíritu artístico que le ha transmitido a sus hijas, las que alegraron su vida dándole nietos y bisnietos.
Uno de los exalumnos de la escuela la recuerda con cariño:

Doña Marta fue como nuestra mamá, para nosotros, pero también con todos los chicos que íbamos a la escuela. Siempre íbamos a visitarla, porque la queríamos y a todos nos quería. Siempre nos preparaba el cocido con pan y eso está dentro de los pocos recuerdos lindos que tengo de mi niñez”.

Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco), 7 de febrero de 2017