DÍA DE LA MUJER, DÍA
DE RECORDACIÓN
Cada 8 de
marzo se celebra el Día de la Mujer. Día que el afán mercantilista colocó como
un día de celebración, cuando en realidad es un día de recordación por las
mujeres que lucharon -y en muchos casos murieron asesinadas- por defender sus
derechos. Es un día para recordar que las mujeres fueron y son protagonistas de
la historia, pero, salvo excepciones, casi todas ocuparon un segundo plano -cuando
figuraron- o “no existieron”, en el peor de los casos.
Juana Paula
Manso de Noronha, luchadora por los derechos de la mujer, acompañó a Sarmiento
en su tarea de promover la educación libre, gratuita y laica. Alicia Moreau de
Justo, quien en 1914 se recibe de Doctora con Diploma de Honor y en 1910
participa en el Congreso Feminista Internacional, presidido por la primera
médica de Latinoamérica, Cecilia Grierson.
Juana
Azurduy, Macacha Güemes, Bartolina Sisa, Manuela Sáenz; son algunas de las
tantas heroínas de la Independencia Latinoamericana que durante años no figuraron
en la historia.
Es un día para
recordar que aún tenemos deudas que saldar. Al asumir su
presidencia Raúl Alfonsín, su Gabinete
estuvo íntegramente compuesto por varones, hoy al gabinete de Cristina
Fernández lo integran cuatro mujeres.
La composición
de las Cámaras de Senadores y Diputados de la Nación en los periodos 2007 al
2013 está integrada por un 38% de mujeres, en promedio. En las legislaturas
provinciales, aunque también se aplica la ley de cupos, únicamente en diez de
ellas las mujeres alcanzan o superan el 30% de las bancas.
En el Chaco solo el 16% de las intendencias son ocupadas por mujeres.
En la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación existe fuerte
presencia masculina en el personal: solo el 36% del personal es femenino. Similar
porcentaje hay dentro del INTA: a nivel nacional el 37% es personal femenino; en el Centro
Regional Chaco Formosa esta presencia es del 26%. Cabe destacar que solamente
una dirección regional del INTA está a cargo de una mujer, precisamente en la
región Chaco - Formosa, ocupada por la Ing. Diana Piedra.
Lejos aún estamos de la deseable igualdad, pero la lucha de las mujeres
fue conquistando derechos. En 1947 se instituyó el voto femenino; en nuestro
país, hasta la reforma constitucional de 1949, que reconoció derechos civiles a
las mujeres, estas no existían jurídicamente y su vida consistía en pasar de
ser “la hija de…” a “la esposa de…” para finalizar siendo “la madre de…”.
Fuimos el primer país del mundo que incorporó la ley de cupos a su
legislación en 1991, estableciendo que en las listas electorales hubiera al
menos un 30% de candidatas mujeres. Algunos partidos políticos han establecido
la representación igualitaria, alternando las listas con nominaciones de
varones y mujeres.
En
2009 se creó la Asignación Universal
por Hijo y a partir de 2011, las prestaciones se complementaron con la
Asignación Universal por Embarazo. Esto cumple el sueño de Evita que decía:
“Pienso que habría que empezar por señalar para cada mujer que se casa una
asignación mensual desde el día de su matrimonio. Un sueldo que pague a las
madres toda la nación y que provenga de los ingresos de todos los que trabajan
en el país, incluidas las mujeres. Nadie dirá que no es justo que paguemos un
trabajo que, aunque no se vea, requiere cada día el esfuerzo de millones y
millones de mujeres cuyo tiempo, cuya vida se gasta en esa monótona pero pesada
tarea de limpiar la casa, cuidar la ropa, servir la mesa, criar los hijos,
etc.”.
Vivimos en
una sociedad machista, aunque diga ser igualitaria; vivimos en una sociedad
segregacionista, aunque diga ser integradora. Mucho se avanzó en cuanto a
reconocimiento de derechos, sin embargo queda aún mucho por realizar. Pese a las
conquistas, siguen existiendo actitudes machistas. El chiste procaz, la mirada
aviesa, la discriminación siguen estando presente, tal vez no porque quien
asuma estas actitudes sea especialmente machista, sino porque la sociedad en su
conjunto tiene una matriz cultural machista.
Debemos continuar
los esfuerzos para construir una sociedad integrada e integradora, hay que derribar
los muros que se han construido. El muro que prohíbe actitudes cariñosas, el
muro que indica que los hombres no deben llorar, el muro que prohíbe mostrar
afectos. La sociedad que se debe construir es una sociedad para
que se pueda vivir en equidad, se pueda vivir en libertad, se pueda vivir en
democracia participativa, se pueda vivir en alteridad cultural, se pueda vivir
con identidad; porque se quiere vivir en una sociedad y un mundo donde se pueda
ser un ser humano alimentado, nutrido, sano, tranquilo, amoroso, comprometido.
Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); 06-03-2015
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