martes, 10 de mayo de 2011

El Derecho a la Tierra

El Derecho a la Tierra[1]
La visión de la Subsecretaría de Agricultura Familiar
En primer lugar quiero agradecer y felicitar a todas las instituciones organizadoras de este encuentro, por la feliz idea de realizarlo y por el éxito que los acompaña en su realización, que se ve reflejada en la gran asistencia de personas -principalmente productores familiares-, y que marca la importancia que este tema tiene en la provincia y en la región, por no hablar de la importancia que tiene a nivel del país en su conjunto, para los pequeños productores familiares.
Y es importante convocarnos a hablar de este tema, ya que como lo mencionaron quienes expusieron antes, la tierra en Corrientes es lo que primero se privatizo. Hay quienes dicen que antes de decidirse a ser provincia, Corrientes primero entregó las tierras.
Y se entregó las tierras en nombre de una propiedad privadora. Corrientes tenía una importante población de pueblos originarios, lo que está reflejado en la acción que tuvieron en lo que es hoy esta provincia las misiones jesuíticas y las misiones franciscana, que trabajaron con los pueblos originarios. Sin embargo, cuando durante la presidencia del Dr. Illía se realizó el primer censo de población aborigen, Corrientes informó que en la provincia no había población indígena, pese a que en ese momento el 60% de la población correntina hablaba guaraní. Es decir que a los pueblos originarios no solo se los privó de la tierra, sino que se los privó de la misma existencia.
Es importante también hablar de este tema en Corrientes, ya que el pueblo correntino es un pueblo de una profunda fe católica, en Corrientes se encuentra el Santuario de la Virgen de Itatí. Y es importante recordar que nos dice la Enseñanza Social de la Iglesia, que nos enseña que sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social. La propiedad no puede ser absoluta, tiene que estar puesta al servicio del bien común. Los Padres de la Iglesia nos recuerdan que la ropa que se acumula en los roperos, los zapatos que no se usan, la comida que se almacena en los depósitos, se les ha quitado a quien va desnudo, descalzo y hambriento.
En palabras del Ministro Julián Domínguez, dos regalos hizo Dios al hombre: la vida y la tierra, y nadie puede apropiarse absolutamente de ninguna de ellas. Y acá también voy a reivindicar otro concepto: creemos en el destino universal de los bienes, y la tierra tiene una función social, por eso queremos una Argentina de propietarios, que quien vive y trabaja de la tierra tenga el mismo derecho de ser propietario, por eso por primera vez en el Estado de Derecho tenemos que lograr la igualdad de derechos para todos y cada uno de nosotros. Estamos trabajando en este momento con el Parlamento, primero, para ponerle un límite a la extranjerización de nuestras tierras, no podemos permitir que se lleven el principal activo que tenemos los argentinos que es la tierra.
Cuidemos la tierra, cuidemos el valor de la tierra, el mundo tiene la demanda de un recurso que es de alimentos. Nosotros tenemos el principal activo, la oferta ilimitada y una demanda creciente. Queremos una Argentina de propietarios pero de todos, no de la minoría, sino una Argentina donde todos podamos vivir de nuestro trabajo, de la sustentabilidad, el crecimiento y el desarrollo.
Y es importante también realizar este encuentro en esta provincia, porque Corrientes tiene muchos de sus hijos afuera. Para aquellos campesinos que han llegado a situaciones límite, la estrategia de supervivencia es la migración. La búsqueda de un mejor nivel de vida ha desplazado a una buena parte de la población rural fuera de sus lugares de origen. La crisis de las principales actividades en la región generó que miles de pequeños productores y trabajadores transitorios hayan tenido que emigrar del campo a la ciudad como consecuencia de modelos de explotación de la tierra que los excluyen y los empujan al desarraigo, y ahora malviven en los cinturones de pobreza urbana, asentados sobre antiguos basureros industriales o tierras muertas por la sobreexplotación con agrotóxicos, desarraigados, desnutridos y contaminados. Como es conocido por todos, el éxodo y la movilidad horizontal aparecen en la escena nacional como precipitadores sociales desencadenantes de nuevas crisis; el fenómeno de la migración del campo a la ciudad es la expresión de una tragedia: la imposibilidad de crear riqueza en el lugar de origen.
Estamos trabajando para arraigar al productor, a la familia productora, a la tierra que lo vio nacer. Y también queremos que vuelvan aquellos que empujados por las circunstancias de la vida tuvieron que irse. Pero para que se queden, y para que vuelvan, hay que darles condiciones adecuadas, que no son solo productivas. Hay que pensar en la educación rural, como una especialidad en si misma, en la atención a la salud, en la recreación, en la cultura, en el deporte, en los caminos, en la vivienda, en el acceso al agua para producción y consumo. Hay que crear un programa de desarrollo rural integral, y en ese sentido, el Plan Estratégico Agroalimentario Participativo y Federal 2010 – 2016 nos da la posibilidad de debatir cual es el modelo que queremos. Que es un nuevo modelo productivo, inserto en una nueva sociedad que queremos construir, mas justa, mas democrática, mas inclusiva, mas equitativa, mas solidaria.
Y en esta propuesta debemos trabajar como Estado nacional, pero también deben concurrir al él los Estados provinciales y municipales, con sus distintas áreas de gobierno.
Estamos en ese camino. Sabemos que no es fácil, pero con la voluntad política del gobierno nacional y la fuerza del pueblo organizado lo vamos a lograr. Y como dijera el Dr. Ernesto Guevara, de quien hoy se cumple un nuevo aniversario de su martirio, “No daremos ni un paso atrás, ni para tomar impulso”.


[1] Ponencia presentada en el I Encuentro por el Derecho a la Tierra, realizado en Corrientes, el 08-10-2010.

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