EL ASOCIATIVISMO COMO FACTOR DE ÉXITO*
RESUMEN: El Programa Social Agropecuario ha impulsado la formación de formas asociativas para canalizar sus acciones. En los inicios de este, se han apoyado emprendimientos hortícolas que con el transcurso han demostrado no tener buenos resultados. Sin embargo, aquellos grupos que incorporaron el componente asociativo, han permanecido en el tiempo, y dentro de sus posibilidades, han evolucionado.
Se analizan en este trabajo tres casos que demuestran como el componente asociativo ha jugado un rol muy importante, y los factores que influyeron para que estos grupos pudieran consolidarse, como así también las debilidades del propio grupo y de las condiciones externas que no permiten dar un salto cuali-cuantitativo.
Se plantean algunas dificultades y las propuestas acerca de como deben ser resueltas jurídicamente estas formas de organización.
Palabras claves: asociativismo, pequeño productor, marco jurídico, derechos comunales.
ORÍGENES Y ANTECEDENTES
El Programa Social Agropecuario (PSA) fue creado por la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, en el año 1.993. En la provincia de Corrientes, la Unidad Provincial de Coordinación fue formada el 22 de agosto del mismo año, integrándose a la misma, desde sus inicios, con representantes del Gobierno Provincial, las ONG’s, los productores y el INTA.
A la fecha está trabajando en 18 departamentos, atendiendo a 3.929 familias, con una cobertura de 17.475 personas, beneficiarias de 910 emprendimientos productivos financiados.
Las acciones del PSA se apoyan en el desarrollo de Emprendimientos Productivos Asociativos (EPA’s) que apoyan la creación o fortalecimiento de actividades productivas generadoras de bienes o servicios agropecuarios y agroindustriales mediante formas asociativas de pequeños productores. Los grupos se forman con por lo menos seis familias que pueden o no haber tenido actividades conjuntas previamente.
Estas actividades están enmarcadas dentro de una línea de trabajo que busca consolidar los vínculos entre Instituciones privadas y oficiales, municipios, organización de productores y otras entidades intermedias vinculadas al desarrollo rural de la provincia.
Los beneficiarios del PSA deben conformar grupos de al menos seis familias que reúnan las siguientes condiciones:
· Ingresos no superiores a $ 12.000 por año, mayoritariamente de la actividad predial.
· No contratar mano de obra permanente.
· No ser contratados en forma permanente.
· El nivel de mejoras prediales no supera los 20 mil pesos.
A los efectos de este trabajo, se analizaran tres casos de grupos hortícolas del Departamento Lavalle, que recibieron apoyo técnico y financiero del PSA desde el año 1.994. La asistencia técnica fue brindada por Organizaciones No Gubernamentales que trabajan en la zona. Los grupos están conformados por pequeños productores que abandonaron la producción de tabaco y algodón, tradicionales de la zona, para iniciarse en la producción hortícola bajo cobertura plástica. En esa época estaba en auge este tipo de producción, que fue originada en el Área Tabacalera Correntina, para poder utilizar los tendaleros plásticos, que se usaban para el secado del tabaco, y que durante una parte importante del año, quedaban sin utilizar. Esta propuesta productiva, que en principio fue planteada como una actividad secundaria y/o complementaria al tabaco, paso a ser principal, y en muchos casos, sustituyente de este cultivo. Cuando esta propuesta se originó, fue vista como una buena alternativa para los pequeños productores, tanto por ellos como por algunas Instituciones de Apoyo; incluso se llegó a hablar de “los tendaleros de la esperanza”[1]. Dentro de esta línea, el PSA, en su primer año, financió 96 emprendimientos hortícolas, lo que represento el 52 % de los emprendimientos totales financiados.
CARACTERÍSTICAS DE LA EXPERIENCIA
Lo que hace interesante analizar estas experiencias, es el carácter asociativo que tuvieron desde el inicio. “Las formas asociativas se pueden considerar como una tecnología organizativa; una herramienta que el productor puede utilizar para superar algunas limitantes de tipo estructural” (Lombardo, 1.996). En estos casos, el introducir la tecnología asociativa les permitió superar las dificultades que sufrieron otros productores que se iniciaron en la misma actividad, pero en forma individual.
Caso Nº 1: GRUPO FAMILIAS UNIDAS
Este grupo se constituyó en 1.993, integrado en principio por 9 socios. Al cabo del primer año, salieron 4 integrantes y luego se incorporaron 3 nuevos socios; eran nueve al formarse el grupo, ahora son ocho. En todo momento se manejaron con caja única, tanto para el crédito como para los ingresos, excepto un productor que trabajó aparte (los demás tienen chacra conjunta). La edad promedio de los representantes de las familias es de 47 años; residen en un vecindario del Paraje Villa Córdoba (Dpto. Lavalle). Este grupo en sus inicios fue acompañado por una de las ONG´s que trabaja en la zona, quien los ayudó en los primeros pasos organizativos. Al momento de presentar el Emprendimiento Productivo al PSA, solicitaron ser acompañados por otra institución.
Las actividades productivas que realizan en forma conjunta son cultivos hortícolas (zapallo, tomate, pimiento, pepino, chaucha) y cereales (maíz). En forma asociativa han alquilado 4 has. de tierra, hacen las compras de insumos, producen y comercializan a través de un consignatario en mercados de Buenos Aires -excepto Mercado Central-, sin ningún tipo de problemas hasta el presente, y han comprado maquinarias (motor y una bomba). En el predio de 4 ha. inicialmente cultivaron maíz amarillo, actividad que luego abandonaron. Solamente se está plantando maíz duro para autoconsumo.
La forma jurídica que han adoptado es la de "Consorcio", sin reglamento de funcionamiento interno. Según lo establece el contrato la finalidad del consorcio es la búsqueda de apoyos técnicos y financieros para el mejoramiento de las actividades productivas de sus miembros, compra de insumos en forma conjunta a los proveedores locales, contratación de maquinaria agrícola y otros servicios necesarios para la producción y comercialización, comercialización de cualquier producto de su actividad y realizar cualquier emprendimiento que se considere conveniente o necesario para el beneficio de sus miembros. En los diferentes años han experimentado diferentes formas de comercializar la producción: desde la venta a consignatarios, como la venta de cajones rasos en chacra, dependiendo de los precios de la mercadería.
En el proyecto presentado oportunamente al PSA se manifestaba que el financiamiento sería útil para incursionar en la producción de nuevos cultivos tales como el tomate, pimiento, chaucha y pepino bajo cobertura plástica y sementera baja (horticultura extensiva), como consecuencia de la crisis de precios de los cultivos de renta tradicionales en la zona (algodón y tabaco).
El grupo se reúne periódicamente, toman las decisiones en conjunto y la carga laboral es pareja, si bien cada uno se dedica a una determinada actividad, de acuerdo a sus capacidades. Esta heterogeneidad de los miembros del grupo en cuanto a la dedicación al trabajo ha producido ciertos conflictos entre ellos, los que fueron resueltos con el alejamiento de alguno de sus miembros y el reemplazo por otros. El acceso a la información esta acotado por el bajo grado de alfabetización del grupo. Los registros consisten en una carpeta con comprobantes y un cuaderno. Según consta en el contrato, el consorcio mantendrá adecuadamente organizado el registro de sus operaciones mediante los asientos contables correspondientes, a cuyos efectos llevará los libros pertinentes y adecuará sus obligaciones en tal carácter a las prescripciones para la sociedad mercantil de responsabilidad limitada. El tesorero es el responsable de llevar los registros, de distribuir los crédito obtenidos, los ingresos por ventas y los pagos realizados, de llevar el registro de los aportes de los integrantes para la cancelación de los créditos obtenidos o algún otro tipo de depósito para uso común; también es el responsable de la conservación de la documentación probatoria.
Uno de los representantes del grupo fue durante varios años presidente de la Comisión Departamental de Pequeños Productores de Lavalle, y miembro del Consejo Directivo de la Asociación Provincial de Pequeños Productores de Corrientes, donde ocupó diversos cargos.
Han propuesto integrar un fondo de reserva para cubrir riesgos propios de la actividad grupal, aunque sea una parte, ante cualquier eventualidad, o utilizar este fondo como amortización de los bienes, para compras de nuevos bienes en reemplazo de los viejos.
En 1.999 han presentado al Fondo Participativo de Inversión Social (FOPAR), un proyecto para la construcción de un centro de acopio.
La devolución del crédito PSA puede considerarse buena, habiendo devuelto el 60 % del crédito otorgado.
Caso Nº 2: GRUPO VIRGEN DE ITATÍ
Este grupo se inició en el año 1.987, integrado por seis socios. Las actividades principales son los cultivos hortícolas (tomates); cereales (maíz); e industriales (algodón). En forma asociativa poseen doce invernaderos ubicados en una sucesión familiar; una motobomba Villa de 3 HP, un arado mancera, dos carpidoras y otras herramientas; realizan la compra de insumos pagando al contado; y venden la producción hortícola y de algodón. La venta de algodón se realiza directamente en fábrica.
La forma jurídica adoptada es el Consorcio, sin reglamento de funcionamiento interno. La finalidad de este consorcio es buscar financiación para la realización de los cultivos de algodón, compra de insumos, contratación de maquinaria agrícola y otros servicios para la producción, comercialización de sus productos y cualquier otra actividad considerada necesaria para el beneficio de sus miembros.
En cuanto a las características de los socios, la edad promedio de los mismos es de 39 años; existe vecindad geográfica y conocimiento previo. La superficie operada es de alrededor de 15 ha., siendo los miembros del grupo herederos directos de esas tierras. Se trata casi de una sociedad familiar, ya que cinco de sus seis miembros son hermanos, y trabajan en un mismo campo. Estos hermanos tiene hijos adolescentes que realizan sus estudios secundarios en una Escuela de la Familia Agrícola que funciona bajo el régimen de alternancia; uno de ellos -egresado de esa escuela-, está realizando estudios universitarios en la ciudad de Corrientes.
Los integrantes crearon el consorcio con el objetivo de "exigibilidad, por medio de un instrumento, entre los miembros en las tareas asociativas". Existe una comisión ejecutiva formada por tres miembros, los que toman las decisiones luego de las reuniones mensuales con el resto del grupo. Dichas reuniones son convocadas por el presidente o por cualquier miembro del grupo cuando se considere que existe un tema de interés para ser tratado. En las reuniones todos los miembros tienen voz y voto. Si bien no se conoce en profundidad el sistema contable del grupo, se sabe que llevan un registro de los movimientos en libros pertinentes así como también se registran los temas tratados en las reuniones y las decisiones tomadas.
Este grupo en sus inicios fue acompañado por una ONG con la cual tuvieron discrepancias acerca de la asistencia técnica, por lo cual solicitaron el cambio de Institución acompañante. Este hecho marca lo que algunos autores mencionan como “las organizaciones que aprenden de sus acciones”.
El grupo cree que por ahora están bien como Sociedad de Hecho. Para el futuro, recomiendan la Cooperativa, si bien creen que las Cooperativas fracasaron por malos manejos, falta de transparencias y falta de participación, para lo cual proponen formar cooperadores o Cooperativistas, en vista de que las Cooperativas en sí no son malas, sino una opción interesante.
Es interesante destacar que si bien este grupo obtiene los mayores ingresos de la actividad hortícola, no recomiendan esta actividad para los pequeños productores por lo riesgosa y cara. Son conscientes de que el éxito de su emprendimiento no está en la actividad que realizan, sino en la forma en que encaran la misma. La devolución del crédito otorgado por el PSA, puede considerarse como excelente, habiendo cancelado el 92 % de los crédito oportunamente otorgados.
Caso Nº 3: GRUPO SALINAS GRANDES
Se formó en 1.987, integrado por catorce socios que realizan actividades hortícolas: zapallo, tomate, pimiento, pepino, chaucha. Manejan asociativamente veintiséis invernaderos plásticos (de 50 x 7 m); maquinarias (motobomba Villa de 4,5 HP, 2 arados mancera, 2 carpidoras y herramientas varias); realizan la compra de insumos y la venta de la producción. La producción la venden a los compradores que ingresan al paraje en época de cosecha.
En 1.994 un tornado afectó seriamente a los invernaderos; debido a que el crédito del PSA era insuficiente para la reparación de los mismos y para la compra de insumos recurrieron a la ayuda de un consignatario. De esta manera vemos que el crédito informal cumple también una función importante en estos grupos.
Adoptaron la forma jurídica del Consorcio, sin reglamento de funcionamiento interno. El origen del grupo se remonta a la constitución de una comisión de apoyo a la capilla de la zona, con la finalidad de llevar a cabo la limpieza y arreglo de la misma. En 1.988, tomaron contacto con una ONG (ACODECO[2]) para realizar las siguientes tareas en forma conjunta: arreglo de caminos vecinales, compra de semilla de algodón, venta de la producción de algodón, siembra de maíz, producción de tomates y morrones bajo cobertura plástica, gestiones para la instalación de una sala de primeros auxilios (objetivo que se logró), y apoyo a la comisión cooperadora de la escuela. Al momento de solicitar el apoyo del PSA -por primera vez, en 1993- ya contaban con 26 invernaderos.
El grupo está integrado por 13 familias, siendo la edad promedio de los socios de 47 años. Se trata de un grupo homogéneo, cuyos miembros tienen vecindad geográfica y un alto grado de intercomunicación; incluso cuentan con una base de radio a través de la cual se comunican con el Instituto Provincial del Tabaco (IPT). Durante un periodo tuvieron un servicio de telefonía rural, que luego abandonaron por el de telefonía celular.
La superficie total del grupo es de 50 ha.; el 50 % de los productores del grupo son propietarios y la otra mitad ocupantes con permiso. La superficie cultivada se compone de 26 invernaderos (de 50 x 7m), los que suman alrededor de 1 ha. Esto ha hecho que se hayan formado al interior del grupo, dos subgrupos que trabajan en forma independiente, pero coordinada. Esto confirma lo mencionado por Lombardo (1.996) cuando dice que “algunos grupos donde existen ciertas diferencias en cuanto a dotación de recursos y capacidad de generar excedentes entre los integrantes, es común la formación de subgrupos”.
Según contrato la finalidad del consorcio es buscar financiación para la realización de los cultivos de algodón y otros; comprar insumos; contratar maquinaria agrícola u otros servicios necesarios para la producción; comercializar algodón o cualquier cultivo/producto de la actividad agropecuaria; realizar cualquier otra actividad que se considere conveniente o necesaria para una mejor producción en beneficio de sus miembros. El consorcio se gobierna a través de una comisión ejecutiva integrada por presidente, secretario y tesorero. En el contrato esta previsto realizar reuniones mensuales. Cierto tipo de decisiones las toma la comisión; en cambio para la toma de otras es necesario el acuerdo unánime de todos los consorcistas. En el contrato también se establece que se realizará un balance después de cada campaña.
En 1.999 presentaron un proyecto a FOPAR, para la construcción de un centro de acopio. En la actualidad se encuentran gestionando el manejo y administración de un equipo agrícola provincial que se encuentra en la zona, para brindar servicios de preparación de suelo y arada a los productores del paraje.
En cuanto a la devolución del crédito del PSA, este es regular, ya que a la fecha solo devolvieron el 30 % del crédito.
ANÁLISIS DEL PROCESO REALIZADO
Elementos facilitadores
Uno de los elementos que favoreció la integración grupal es el grado de parentesco que existe entre los integrantes de las distintas familias, o su relacionamiento muy cercano desde varios años antes de iniciar la experiencia. Otro elemento también importante fue el trabajo realizado por las ONG’s en las tareas de promoción de la organización.
La experiencia se vio favorecida por condiciones estructurales favorables, como ser la cercanía a rutas asfaltadas, lo que permitía que al realizar las ventas, los compradores no tuvieran inconvenientes en llegar a las chacras de los productores o al lugar donde estos acopiaban su mercadería, sin depender de contingencias climáticas. Los productores hortícolas alejados de rutas asfaltadas, veían perder su producción cuando por el mal estado de los caminos, los transportes no podían llegar a las chacras.
Elementos obstaculizadores
Si bien hay quienes sostienen que una de las ventajas de los invernaderos es la comercialización “simple” y “segura”, esto no es tan así, ya que los acopiadores hortícolas, cuando no existe precio, ya no compran. Por otra parte, la seguridad de cobranza no es tal, y aquí pueden mencionarse varios casos de acopiadores “golondrinas”, que se llevaron la producción, sin pagar nunca nada. La actividad hortícola difiere del algodón y del tabaco, cultivo con los que se compara, ya que estos siempre se venden, y siempre se cobran (con excepciones). Incluso los mismos se pueden conservar hasta el siguiente año, a pesar de la pérdida de la calidad, para poder efectuar las ventas.
Otra de las “desventajas” es el excesivo uso de agroquímicos, asociado directamente con la producción en invernaderos, donde la prevención y/o el control biológico es muy difícil o imposible de lograr. Hay que mencionar que en consultas realizadas a técnicos que practicaron producciones orgánicas bajo cobertura, han manifestado que es muy fácil realizar este tipo de actividad, ya que se trabaja en condiciones controladas.
Otra limitante es que “en nuestro país no existe una ley que regule los consorcios. A los mismos debemos buscarle forma legal en alguno de los tipos mencionados. En los consorcios el grupo es condómino de las cosas que se adquieren en común, vale decir, cada uno es dueño de una parte” (Formento, 1.996).
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS DEL PROCESO
Fortalezas, logros y aciertos
“Entre las ventajas del trabajo asociativo se pueden enumerar las siguientes: mayor intercambio de ideas y experiencias; mayor objetivación en la identificación de problemas y posibles soluciones; mejor organización del trabajo; incorporación de tecnología que es inaccesible a nivel individual; Mejor calidad y oportunidad en las tareas; aumento de los ingresos; mejor poder de negociación; mejor calidad de las condiciones de vida; y mayor actividad social” (Lombardo, 1.996). Dentro de las fortalezas que están experiencias muestran, las mas importantes están vinculadas a la posibilidad de continuar produciendo en la propia chacra, sin necesidad de que miembros de la familia deban emigrar en busca de nuevas fuentes de trabajo. En la concepción campesina en la cual estos grupos están insertos, la posibilidad de continuar trabajando junto el grupo familiar es de muchísima importancia, a la vez que mejora la comunicación entre vecinos. “En el origen y desarrollo de la mayoría de estas organizaciones tiene mucho que ver la familia. En la medida de que la familia propicie y acompañe estas actividades de hecho se está gestando la posibilidad de emprender algún tipo de salida asociativa” (Lombardo, 1.996).
En segundo lugar se menciona la calidad del producto que venden, ya que al producir en forma conjunta, pueden planificar mejor las actividades grupales a realizar en la chacra, permitiendo de esa manera realizar las labores culturales a tiempo.
La posibilidad de concentrar la producción hace que el volumen sea interesante para el comprador, de manera que el vendedor puede exigir mejores condiciones de precio y forma de pago. Esto permite disminuir los riesgos de no cobro. Al realizar compras conjuntas han logrado importantes disminuciones de costos. Algunos grupos han obtenido descuentos de hasta un 20 % en el precio de los insumos; así como mejor calidad y mejor financiación. El tener una estructura productiva y comercial mejor armada, le permite a los grupos prestar servicio a miembros del grupo y a vecinos de la comunidad (transporte - empaque).
Por último, y no por ello menos importante, se debe remarcar que “la posibilidad de desarrollar una gestión eficiente y eficaz depende en gran medida de la transparencia y claridad de todas las acciones que se vayan desarrollando en común. Para ello la participación democrática de todos los integrantes es una condición necesaria, pero esta debe reflejar una correlativa participación al interior de cada una de las unidades productivas que constituyen el grupo. De no existir esta comunicación, las dificultades se irán sumando, sin posibilidad de encontrar el ámbito de resolución de los conflictos personales y familiares, que inevitablemente surgen en el seno de toda agrupación” (Lombardo, 1.996).
Debilidades, limitaciones, tensiones, contradicciones:
Una de las dificultades mencionadas por estos grupos es la falta de tierra propia. De contar con la misma se animarían a invertir en mejoras que hoy no pueden hacer por no tener la seguridad de la tenencia. Otra dificultad importante es la falta de adaptación del sistema impositivo- previsional vigente a la realidad del Pequeño Productor. Si bien el Régimen Simplificado o Monotributo permitió que algunos productores pudieran blanquear su situación, este no vino a dar la respuesta que los productores esperaban.
La falta de tecnología de producción adecuada a los pequeños productores también se manifiesta como otra dificultad. Una debilidad es el fomento de la organización con objetivos gremiales o reivindicativos, que fue el trabajo realizado en los inicios de la formación de estos grupos. La consolidación de una organización que tiene objetivos comerciales requiere otro tipo de acompañamiento que difiere de los anteriores.
DESAFÍOS E INTERROGANTES
Tendencias o fenómenos emergentes
Existe una tendencia cada vez más generalizada a la atención de los programas a través de grupos organizados. Sin embargo, no deben tomarse las distintas experiencias como elementos que puedan ser replicables, ya que “cada situación concreta, por ser resultado de una específica historia y cultura así como por sufrir determinadas limitaciones ecológicas y económicas, requiere una adecuada adaptación de las posibilidades de organización asociativa. Por lo tanto las distintas experiencias no pueden replicarse, sino sólo tomarse como ejemplo. No es válida la generación de ‘recetas’ abstractas, sino la búsqueda conjunta de soluciones específicas y viables para la transformación de la situación”, y “para que dichas formas asociativas puedan desarrollarse favorablemente debe existir un marco político, económico y legal adecuado” (Lombardo, 1.996) que en estos momentos no está totalmente legislado para los pequeños productores.
“Con respecto a los derechos comunales, la propiedad comunitaria de bienes no está contemplada en nuestra legislación, y las comunidades que establecieran este tipo de propiedad, debían crear una persona jurídica, con el carácter de Asociación Civil, para poder ser reconocidos jurídicamente. Para el caso de las comunidades indígenas, la reforma constitucional de 1.994 otorga rango constitucional a esta forma de propiedad, estableciendo que la misma debe ser definida respetando la identidad y atendiendo a la preexistencia étnica y cultural de los indígenas (Altabe et al, 1.997). Con este antecedente, que hará necesaria la adecuación de los textos legales a esta nueva realidad jurídica, se puede pensar en la adecuación de esta misma norma a otras comunidades que no reconocen una raíz indígena, como pueden ser las comunidades campesinas ... , y que no tengan entre sus objetivos la búsqueda inmediata del lucro” (Martínez et al, 1.999).
Valores relevantes
“En toda experiencia asociativa existen factores que facilitan y otros que obstaculizan su desarrollo. Entre los primeros pueden destacarse el conocimiento y la confianza mutua, las relaciones de amistad, la mayor integración, el rol de la familia y la mejor comunicación entre los miembros. Entre los segundos merecen mencionarse el individualismo, el miedo, el temor al compromiso y al riesgo empresarial, la desconfianza, la resistencia a asociarse, el poco interés, la existencia de antecedentes negativos en la zona, la dispersión geográfica de los productores, el endeudamiento de algunos productores que dificultan la implementación de los emprendimientos asociativos del grupo” (Lombardo, 1.996). En las tres experiencias mencionadas podemos ver como los valores familiares y las relaciones de amistad juegan una función muy importante en la consolidación grupal, contrarrestando los valores negativos enunciados. La cultura solidaria que evidencian los campesinos hace que se consoliden experiencias productivas que surgen a posteriori de acciones comunitarias, como ser el arreglo de caminos, la sala de primeros auxilios, el trabajo comunitario en la capilla de la zona, entre otros. Rescatando y remarcando estas acciones, hace que la actividad productiva sea llevada en forma mas exitosa, que cuando esos valores no existen. “Dentro del desarrollo de las formas asociativas existen decisiones que trascienden el plano económico y que están basadas en la solidaridad y la ayuda mutua” (Lombardo, 1.996).
“Algunos productores que en principio eran reticentes a asociarse, una vez que realizaron un emprendimiento asociativo -ellos mismos lo dicen- no desean abandonar la modalidad de trabajo asociativa” (Lombardo, 1.996). Hay casos también en la que integrantes de grupos que se han retirado de los mismos, mencionan la importancia de haber pertenecido a un grupo, y lo que el grupo los ha ayudado a mejorar social y productivamente, a pesar de que por intimas razones, que muchas veces no pueden o no quieren explicitar, prefieren seguir trabajando en forma individual.
CONCLUSIÓN
Es evidente que el éxito de estas experiencias está indisolublemente atado a la incorporación del componente asociativo, no solo para el particular emprendimiento productivo que decidieron realizar, sino también como forma de vida que rescata los mejores valores de la cultura campesina. Para ellos, la actividad asociativa no está únicamente vinculada a lo productivo, sino que está inserto en su forma de vida. La participación comunitaria en las festividades religiosas, en las fiestas populares de la zona, en las diversas actividades culturales, son hechos que debemos indagar y rescatar. Estas experiencias mencionadas nos muestran como han sido ellas, mas que lo productivo, lo que le dio fuerza y cohesión a la organización. Estos emprendimientos han sido exitosos porque se destaca en ellos la solidaridad y la cooperación puesta de manifiesto por los grupos de trabajo, con responsabilidad, con ganas de hacer cosas, solidaria en sus acciones. Si bien los integrantes de los grupos hacen referencia a que “estamos en esto para ganar plata”, manifiestan siempre una actitud ética, solidaria y de servicio, poniendo de manifiesto que hay valores que quieren respetar. “Esta postura implica la elaboración de una estrategia de intervención con instancias participativas a distintos niveles. De acuerdo a este enfoque el papel del técnico está centrado en facilitar el crecimiento de los individuos y de los grupos en su capacidad de participación en las decisiones que afectan su vida cotidiana, de desarrollar un pensamiento reflexivo; de fomentar la creatividad y fortalecer la autovalorización de sí y de su grupo de pertenencia como potenciales fuerzas de cambio social. Es decir, facilitar la construcción del conocimiento y la objetivación de la realidad” (Lombardo, 1.996).
La búsqueda y adecuación de formas asociativas acordes a la realidad de los pequeños productores sigue siendo una materia que no se debe descuidar, como así también la formulación de una normativa impositiva y previsional que los ampare y no los discrimine. Para ello se hace necesario su abordaje desde una metodología que permita incorporar los puntos de vista de los principales involucrados. La búsqueda de una forma asociativa que se adapte a la realidad que viven miles de pequeños productores minifundistas en nuestro país, exige que pongamos en ello nuestros esfuerzos.
MATERIAL CONSULTADO· Altabe, Ricardo; Braunstein, José y González, Jorge Abel (1.997) “Derechos Indígenas en la Argentina”. Cuadernos de ENDEPA Nº 3. Chaco. · Formento, Susana “Formas Jurídicas Asociativas”, en SAPyA - PSA (1.996) “Jornadas sobre Formas Asociativas”. Mimeo. Corrientes. · Lombardo, Patricia “Asociativismo”, en SAPyA - PSA (1.996) “Jornadas sobre Formas Asociativas”. Mimeo. Corrientes. · Martínez, Gerardo Roberto; Meza, Rita; Bar, María Concepción y Benítez, Lilian del Rosario (1.999) “Derechos Comunitarios Ancestrales y Derechos Positivos Tradicionales”. UNNE - Facultad de Humanidades. Mimeo. · SAPyA - PSA (1.996) “Jornadas sobre Formas Asociativas”. Mimeo. Corrientes. |
* Trabajo expuesto en las X Jornadas Nacionales de Extensión Rural y II Jornadas del Mercosur, realizada en Mendoza, Argentina, del 18 al 20 de Mayo de 2.000.
[1] Se puede ver esto en notas publicadas en el ACCIÓN DE INCUPO, de la segunda parte de la década de los ochenta.
[2] Asociación Correntina de Desarrollo Comunitario.
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