UNA MIRADA ECOSISTEMICA[1]
UNA ACLARACIÓN
Las palabras no son neutras, y tienen un fuerte contenido ideológico, que muchas veces nos hace decir lo que no queremos, o interpretar lo que otros quieren a su modo. Así hablamos de los “recursos humanos”, dando a la persona la categoría de un objeto, junto a los “recursos materiales”, los “recursos tecnológicos” o los “recursos naturales”. Del mismo modo, hablamos del problema ecológico, y sin darnos cuenta hablamos del problema de una ciencia, cuando en verdad lo que debe preocuparnos es el ecosistema en el cual vivimos, y del cual formamos parte indisoluble.
INTRODUCCIÓN
La humanidad, en todos los momentos de su historia, ha dado pruebas de su capacidad creadora. Se pueden analizar con orgullo las extraordinarias manifestaciones de la creatividad humana en la ciencia, la tecnología y el arte, pero existen campos en los cuales no es posible encontrar expresiones semejantes, donde la capacidad de crear no pudo -o no la dejaron- penetrar. Es necesario reconocer que hay demasiadas situaciones en las cuales el hombre ha tenido un protagonismo destructivo o depredador; no podrían explicarse de otra manera las situaciones límites que deben padecer grandes sectores de la comunidad mundial, expresadas en la pobreza, el analfabetismo, la destrucción bélica, la polución y degradación del medio ambiente y muchas otras inexplicables e injustificables “obras de la humanidad”.
Las tres grandes áreas en las cuales no se han evidenciado avances de relevancia o, por el contrario, revelan características de subdesarrollo son la política, la ecología y la organización territorial. Prácticamente no existen nuevos descubrimientos en el campo del gobierno y la rebeldía mundial de las generaciones jóvenes de los ‘70 fue, sin duda, una universal manifestación de la generalizada insatisfacción en relación con los sistemas políticos arcaicos.
Las consecuencias del descuido de estos tres importantes campos -el gobierno, la ecología y la planificación territorial-, se pueden explicar por sí solas; las estamos viendo, viviendo -y demasiadas personas padeciendo-, a diario.
· Las fallas en dirigir el pensamiento creativo hacia la política, ha dado como resultado gobiernos improvisados e irresponsables, y una generalizada desconfianza hacia la política en general y hacia los políticos en particular.
· La indiferencia en relación con las consecuencias ecológicas de los procesos modernos, tanto mecánicos como químicos, nos está llevando a una contaminación cada más peligrosa de la tierra, el agua y el aire, poniendo en peligro no solo la vida humana, sino forzando cambios en todo el equilibrio de la naturaleza.
· La mala administración de la estructura geoeconómica ha motivado la aparición de ciudades incontrolables (Resistencia, como la mayoría de las capitales provinciales[2]), saturadas de miseria y un dualismo económico que ha acentuado la pobreza de muchas zonas rurales, privándolas de sus mejores recursos humanos e intensificando sus desventajas competitivas.
Por otra parte, y siguiendo lo que plantean algunas traducciones[3] del Génesis, que sostienen que Dios creó al hombre para dominar la naturaleza, durante mucho tiempo hemos creído y obedecido esa premisa, intentando oponernos a las fuerzas de la naturaleza, sin darnos cuenta que Dios perdona siempre, el hombre lo hace a veces, pero la naturaleza no perdona nunca.
LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
Hace ya mucho que hemos descubierto que el mundo está en peligro (Conferencia de Estocolmo 1972, Cumbre de Río 1992), sin embargo no se han registrado innovaciones capaces de neutralizar o mitigar los daños ecológicos producidos por la aparición de descubrimientos en la ciencia y la tecnología. La contaminación ambiental y el recalentamiento global son temas importantes y que han sido incorporados a la agenda internacional, a los que debemos prestar especial atención, si no queremos que “el hombre desaparezca gloriosamente enterrado por las maquinas de contaminación que creo” (Hedstrom, 9). Debemos tomar conciencia que hemos llegado, como humanidad, al borde del abismo, y que “el hombre no se enfrenta a ningún problema más urgente que la necesidad de salvar su medio ambiente” (Cole, en Palomo, 1993:103). Hoy, como nunca antes en la historia, asistimos al doble peligro de la destrucción de nuestra casa común, de nuestro planeta Tierra, ya sea por la catástrofe nuclear o por el desastre ecológico. “Todo parece predecir que el hombre que fue el último en llegar a la Tierra será el primero en abandonarla” (Maeterlinck, en Palomo, 1993:57).
LA CONTAMINACIÓN DE LA MISERIA
Sin embargo, no se debe olvidar otro tipo de contaminación no menos importante, como es la contaminación de la miseria. Miles de niños que mueren de hambre o como consecuencia directa del hambre, nos deben llamar la atención. La pregunta que Dios hizo a Caín “¿Qué has hecho de tu hermano?” (Gn 4, 9) nos debe seguir interpelando. Si no ponemos nuestros mejores esfuerzos en superar estas miseria, la sangre de nuestros hermanos seguirá clamando justicia, y para ello, se debe “llevar la bioética al plano de las biopolíticas, (esto) significa admitir que las amenazas mas graves a la calidad de vida en la actualidad se encuentran en los procesos de pauperización, de exclusión social y de subalimentación que padecen mas de mil millones de personas” (Pérez Lindo, 121).
La provincia del Chaco ocupa el segundo lugar entre las provincias más pobres del país, con el 27,6% de Hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas, donde el 76,5% sobre el total de hogares con NBI no tiene provisión de agua en la vivienda; el 73,8% no cuenta con cobertura médica u obra social; y el 39% habita viviendas con piso de tierra.
Francisco de Vitoria decía allá por el 1500, que los indios morían antes de tiempo. Cinco siglos después podemos decir que los pobres mueren antes de tiempo. La esperanza de vida al nacer en el Chaco es de 69 años, similar al promedio regional (69,5 años) pero inferior al total del país (71,9 años) y de la Ciudad de Buenos Aires (72,7 años).
En Japón, que se encuentra en el 11° lugar del Índice de Desarrollo Humano (0,943), la Esperanza de Vida es de 79 años, contra los 39 años de los habitantes de Sierra Leona, que se encuentra en el puesto 176 (0,298).
En nuestro país el IDH es de 0,863 (Puesto 34[4]), mientras que el Chaco se encuentra en el último lugar con 0,775[5].
El nivel de mortalidad prematura (antes de los 65 años) varía según las categorías sociales y pone de manifiesto una jerarquía clara. La tasa de mortalidad prematura de los obreros y empleados franceses es 2,7 veces más elevada que la de los cuadros superiores y profesiones liberales y 1,8 veces más elevada que la de los cuadros medios y los comerciales. Esto de por sí es escandaloso, pero imaginemos la tasa de mortalidad prematura entre los sin techo (Forrester; 1996:39).
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se reunió en Roma del 13 al 17 de noviembre de 1996, con la participación de 100 mandatarios, se propuso reducir para el año 2015 a la mitad las personas que sufren hambre en el mundo. Para el caso que aquella meta fuese alcanzada, morirán -de cualquier manera para el año 2015- por falta de alimentos 142 millones de niños menores de 5 años.
El último informe anual del PNUD de Naciones Unidas reveló que cada tres segundos -en algún lugar del planeta- muere un niño como resultado de la pobreza. Los objetivos se lograrían recién para el año 2215, como denunciara el Presidente Chávez el 15 de septiembre del año 2006 en la ONU. Un holocausto evitable que, todavía, es la causa directa de la muerte de 14 millones de niños cada 12 meses y que en Argentina, donde sobran los panes, cuatro niños mueren cada hora en los calendarios del hambre.
En ese sentido el Director General de la FAO, dependiente de Naciones Unidas, Jacques Diouf, con cierta timidez, manifestó "que el mundo produce hoy suficientes alimentos para dar de comer a todos, pero no todos tienen acceso a ellos". Y el mismo Vaticano manifestó "El problema del hambre no depende de la escasez de alimentos, sino de su mala distribución, motivada por las estructuras de pecado que provocan que millones de personas carezcan de recursos para adquirirlos".
Jean Ziegler -relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación- denuncia que 100 mil personas mueren por día en el mundo a causa del hambre. La agricultura actual -dice el último reporte de la FAO- podría alimentar sin problemas a 12 mil millones (el doble de los habitantes del planeta).
LA ECONOMÍA DEL DESPILFARRO
Los 26 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico consumen el 56% de la energía del planeta, y tienen una necesidad imperiosa de un combustible líquido que reemplace al petróleo. En los últimos ocho años, la cantidad de maíz destinada a la producción de etanol en los Estados Unidos ha crecido más del 500%. Eso significa que en 2008, casi 100 millones de toneladas[6], solo de maíz y sólo en los Estados Unidos serán destinadas a producir combustible en lugar de alimentar a la gente. Durante el último año el maíz se ha encarecido hasta un 130% (Natalichio, 2008).
En Argentina el cultivo de soja ocupa ya el 50% de nuestra producción de granos y el 55,5% de la superficie agrícola sembrada, superficie que crece anualmente arrasando lo que encuentra a su paso. Si entre 2002-2004 la superficie agrícola total orillaba las 27 millones de has hoy ya estamos en los 35 millones de has, casi el 10% de la superficie total del país (400 millones de has, aproximadamente). El pool sojero multinacional que controla y domina el ‘negocio’ ‘estima’ que para el año 2017 la cifra de la superficie agrícola argentina debe orillar las 120 millones de has ‘cueste lo que cueste’, o sea el 30% de la superficie nacional, un verdadero disparate ambiental. La sojización desenfrenada de la nación lejos de ser un hecho saludable, constituye un verdadero problema en expansión para la economía nacional y la protección de nuestro ecosistema agrícola, así como también para la vida misma de nuestros habitantes. Cabe recordar que entre mayo y octubre de 2007 el tomate aumentó entre un 200 a un 300%, la papa (uno de los cuatro alimentos básicos de la humanidad) trepó entre el 350 al 450%, el zapallito creció un 1000 % su precio, al igual que pimientos y berenjenas, la chaucha por su parte subió un 750%. Incrementos similares se observaron en todas las frutas y verduras, elemento central de la canasta familiar (Lapolla, 2007).
LOS DERROCHES DE UNA SOCIEDAD POBRE
EL MAL USO DEL AGUA
Muchas localidades chaqueñas son abastecidas con agua potable a través de acueductos que toman el agua de los Ríos Paraná y Bermejo y la transportan a las plantas de potabilización y a los centros de distribución. Los acueductos poseen una extensión de 303 km: Barranquera - Resistencia (15 km); Barranqueras - Sáenz Peña - Villa Ángela (260 km) y Río Bermejo - General San Martín (28 km). Actualmente esta red de distribución de agua se encuentra superada en su capacidad de transporte, previéndose la construcción del denominado "Acueducto del Norte" que se abastecerá en el Río Bermejo y con una longitud de 502 km beneficiará a 22 localidades y al 60% de la población del Chaco.
Sin embargo, pensemos en la cantidad de kilómetros que transportamos agua potable, para luego tirarla por el inodoro, lavar autos o regar jardines.
NUESTRA ALIMENTACIÓN
La humanidad evolucionó comiendo lo que encontraba a su alrededor, así los europeos desarrollaron una cultura carnívora, los hindúes una vegetariana y los esquimales se alimentaban básicamente de grasa (Lang, 277 y ss.). De nada vale querer ser vegetarianos en el Chaco y alimentarnos de manzanas de Río Negro, de uvas mendocinas o bananas ecuatorianas.
Y si vemos las góndolas de los supermercados o las estanterías de los almacenes chaqueños, encontramos que la mayoría de los productos que consumimos vienen de otras provincias; alimentos que recorren cientos de kilómetros para llegar a nuestras mesas; y sin embargo, seguimos buscando el aumento de la producción, sin percatarnos que “existe una confusión conceptual en relación a ‘aumento de la producción’. Los ecólogos, mediante cálculos de flujo de energía, han demostrado que ‘la agricultura moderna es extremadamente ineficiente’” (Campbell, 1985, en Martínez, 1989:76). La agricultura industrializada consume 50 veces más energía que la agricultura tradicional, pues el 95% de todos nuestros productos alimenticios exigen la utilización de petróleo. Sólo para criar una vaca y ponerla en el mercado se consumen seis barriles de petróleo, de 158.9 litros cada uno. El precio medio de los alimentos se triplicó en los últimos doce meses (Betto, 2008).
“Las tecnologías presuntamente modernas suelen, a su vez, resultar engañosas. Un ejemplo conspicuo es el sistema agrario norteamericano, reconocido por su enorme eficiencia. Altamente mecanizado y con subsidios para el petróleo, es, sin embargo, un sistema notablemente ineficiente si se lo mide en términos de la cantidad de energía consumida para producir una cantidad determinada de kilocalorías. No obstante, si se mide en términos monetarios, genera supuestamente beneficios enormes y, de ese modo, contribuye al crecimiento del PGB. Estos ejemplos son igualmente validos para los países del Tercer Mundo tan influidos por el ‘hechizo’ de las tecnologías de punta. En México se estima que se gastan alrededor de 19.000 Kcal. para colocar 2.200 Kcal. de alimentos en la mesa. Más aún, la cantidad de energía gastada sólo en el transporte de productos alimenticios, es en México casi igual al total de energía requerida por el sector primario para la producción de alimentos. Que tales situaciones se consideren positivas, constituye sin duda una aberración conceptual” (Max-Neef et al, 1986:57 y 58).
EL USO DE LA ENERGÍA
A principios de este año se ha puesto en marcha un plan de uso racional de la energía, con alcance más ambicioso que los anunciados en momentos anteriores, medida que está muy bien que se implemente (y se cumpla), ya que nada justifica consumir energía en exceso por sobre aquella que racionalmente sea necesaria. No es crítico o deja de serlo; simplemente, como quizás diría Arturo Jauretche, se trata de "otra zoncera del iluminismo", por ejemplo:
· No reemplazar las lámparas incandescentes por las llamadas de bajo consumo, teniendo los recursos económicos para ello, es una zoncera.
· Estabilizar el aire acondicionado a temperaturas menores a 24ºC , sabiendo la gran diferencia de consumo eléctrico que representa cada grado de diferencia, es otra zoncera.
· Comprar una heladera sin examinar su etiqueta de eficiencia energética, si no es ignorancia, también es zoncera pura.
· La mitad de los vehículos que circulan en Estados Unidos son conducidos 40 km . por día o menos. Por lo tanto, podrían funcionar sin combustible líquido alguno, recargando las baterías por la noche (Martínez, 2008).
CONCLUSIÓN
Borges decía que “tenemos que luchar para que la realidad se parezca, al menos en algo, a nuestros sueños”, y para ello debemos “encontrar el camino justo entre lo deseable y lo posible” (Roccatagliata, 1994:17).
No solo es un reto político, sino una responsabilidad permanente y una necesidad urgente, ayudar a encontrar caminos creativos y solidarios, que a partir del hábitat particular de cada beneficiario, permitan a las mayorías en inferioridad de condiciones, humanizar sus vidas y ser mas dueñas de su destino, tener más peso en el conjunto de la sociedad para poder contribuir en la construcción, entre todos, de una nueva sociedad, una nueva civilización centrada en la solidaridad, que nos reconcilie con la creación. No es con tecnología de punta ni con artificios económicos ni con caridad asistencial como se va a resolver esta dramática situación. Este es un problema político reconocido pero no asumido, tal vez por anacrónicas ataduras ideológicas, por quienes tienen el mandato de hacerlo. Y no podemos eludir la responsabilidad que tenemos de diseñar el futuro. Esta es nuestra responsabilidad, urgente e impostergable.
Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); Junio de 2008
BIBLIOGRAFIA
· FORRESTER, Viviane 1996 El Horror Económico. Sección Obras de Sociología. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.
· HEDSTROM, Ingemar 1989 Planteo preliminar Ecológico. En Cultura, Ética y Religión frente al desafío ecológico. Pp. 9 a 18. Centro de investigación y Promoción Franciscano y Ecológico (CIPFE). Montevideo.
· LANG, Fraser La búsqueda de una dieta ética. Comiéndose el mundo. En ECO-AGRO 1992 Agricultura Orgánica. Experiencias de Cultivo Ecológico en Argentina. Pp. 277 a 285. Planeta Tierra.
· LAPOLLA, Alberto 2007 La Sojización como Concepción de Enclave Colonial. En http://www.unida.org.ar/boletin/_boletin045/bo_navetierra.htm (24-01-08)
· MARTÍNEZ, Enrique Cómo evitar zonceras en energía. En Centro Argentino De Energías Alternativas (CADEA). Boletín Informativo N° 46 - Marzo 2008.
· MARTÍNEZ, Héctor 1989 Notas acerca de la transferencia de tecnologías. En Cuadernos Informativos. Revista de la CCTA. Nº 2. Diciembre 1989. Pp. 73 a 82.
· MAX - NEEF, Manfred; ELIZALDE, Antonio y HOPENHAYN, Martín 1986 Desarrollo a Escala Humana. una opción para el futuro. Development Dialogue. Número especial 1986.
· NATALICHIO, Ricardo 2008 Los agrocombustibles limpiarán el planeta, de pobres. En Ambiente y Sociedad, Año 9, Nº 346 - Publicación de EcoPortal.net
· PALOMO, Isabel Codes de 1993 Ecogeografía. La complejidad del medio ambiente. Colección Geográfica. Editorial Ceyne S.R.L. San Isidro.
· PÉREZ LINDO, Augusto Nuevos paradigmas y cambios en la conciencia histórica. Volumen 4. EUDEBA. Buenos Aires.
· ROCCATAGLIATA, Juan A. 1994 Geografía y Políticas Territoriales. La ordenación del espacio. Colección Geográfica. Editorial Ceyne S.R.L. San Isidro.
· BETTO, Frei 2008 La crisis alimentaria mundial convertirá a los alimentos en artículos de lujo. En http://www.ecoportal.net/content/view/full/79444 (24-06-2008).
[1] Ponencia presentada en la Asamblea Arquidiocesana de Resistencia, realizada en el Colegio Nuestra Señora de Itatí (Resistencia), el 5 de julio de 2008.
[2] El Gran Resistencia ostenta el triste privilegio de ser el segundo conurbano mas pobre del país, junto con Palpalá, en la provincia de Jujuy.
[3] Tradutori traditori: El traductor es traidor.
[4] Al año 2005. En el año 1990 estaba en el puesto 35 (0,81) y en 1975 en el puesto 25 (0,784).
[5] Índice superior a 0,800 es considerado alto, entre 0,500 y 0,799 es medio. El IDH del Chaco es similar al de Samoa (0,776).
[6] Para tener una idea: Son 4 millones de camiones, es decir 800 kilómetros de camiones uno tras otro.
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