CARLOS
PICCOLI, UN LUCHADOR CAMPESINO
Carlos Servando Píccoli |
Carlos Servando Píccoli nació en Presidencia Roque Sáenz Peña
(Chaco) el 23 de noviembre de 1950 en el seno de una familia de pequeños
productores algodoneros de extracción radical. Fue el cuarto entre 6 hermanos. Siendo agricultor
en la colonia Pampa Alegría, ubicada en las cercanías de su lugar de nacimiento,
desde muy joven comenzó su militancia gremial y política en las Ligas Agrarias
y los Centros Juveniles Agrarios, donde llegó a ser secretario general de la Unión
de Centros Juveniles Agrarios Cooperativistas de UCAL y secretario general de
la Confederación Nacional de Juventudes Agrarias Cooperativistas, pasando a
constituirse así en uno de los dirigentes agrarios más representativos del
Nordeste argentino.
Cuando el entonces
dictador militar Alejandro Agustín Lanusse visitó Chaco en tren de conquista
demagógica, tuvo que soportar que el joven Píccoli le recordase frente a cuatro
mil campesinos movilizados, la complicidad de sus propios primos -Pedro y
Antonio Lanusse- en la expoliación que los monopolios ejercían sobre el pequeño
productor rural.
Perseguido antes y
después del golpe cívico militar del ’76, Píccoli se “alzó al monte” del
interior del Chaco, donde junto con sus compañeros de sueños, emprendieron la
resistencia a los intentos de aniquilamiento de la dictadura. Este grupo, que
llegó a ser legendario en la zona, desbarató uno a uno los operativos militares
con el fin de capturarlos. En septiembre de 1978, Píccoli viajó al exterior
para definir planes de acción política en su ámbito. Regresó para diciembre con
el objetivo de reorganizar al campesinado por medio de las golpeadas Ligas
Agrarias y lograr también la reunificación del peronismo en torno a sus
banderas revolucionarias. En cumplimiento de dichas funciones, durante las últimas
horas del 21 y las primeras del 22 de abril de 1979 –una semana antes
de la primera gran huelga general-, Piccoli se trasladaba en bicicleta por el
paraje Pampa Florida de la zona rural de
Sáenz Peña[1], por un camino vecinal conocido como el cruce
de Ramella que une la Ruta 95 con la escuela N° 143, cuando es sorprendido por
un retén policial que estaba dispuesto en función de ubicar a lo que denominaban
"delincuentes terroristas prófugos" entre quienes estaba Carlos Píccoli.
Este retén, constituido por los dos agentes de la Brigada de Investigaciones de
Sáenz Peña armados con un fusil F.A.L y con una pistola ametralladora P.A.M. 3,
lo sorprenden con disparos en la noche en el medio del campo. De la autopsia
realizada surge que Piccoli presentaba una herida mortal de arma de fuego en el
cráneo que por sus orificios de entrada y salida, dan indicios que no se trató
de un enfrentamiento y sí de una ejecución para eliminar ese foco de
resistencia y militancia rural que luchaba por un mejor precio del algodón y
otras reformas que no pudieron establecer. Al momento de su asesinato tenía 28 años y
seguía siendo el Secretario General de la Unión Cooperativista.
La lucha agraria costó mucha sangre, pero muchas de las reivindicaciones
planteadas por la Ligas Agrarias, son hoy una realidad. Se cuenta con un Estado
activo y presente en el campo argentino. A nivel nacional se ha creado la
Secretaría de Agricultura Familiar en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Pesca, el INTA ha creado el Centro de Investigaciones para la Pequeña
Agricultura Familiar, existe el Monotributo para la Agricultura Familiar a
costo 0, el Registro Nacional de Agricultura Familiar y el Registro Nacional de
Organizaciones de la Agricultura Nacional, las organizaciones campesinas
constituyeron, con el apoyo del Estado, el Foro Nacional de la Agricultura
Familiar y la Federación de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura
Familiar. En el Chaco contamos con la Subsecretaría de Desarrollo Rural y
Agricultura Familiar, con la Ley de Consorcios de Servicios Rurales y el
Instituto de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.
Queda todavía mucho por
realizar para tener un campo poblado con agricultores que produzcan y alimenten
a nuestro pueblo, viviendo en condiciones dignas, con todos los servicios que
cuenta un poblador urbano. Hay que continuar trabajando para industrializar la
ruralidad, agregando valor en origen a nuestras producciones, para que el
excedente recicle en la propia zona de producción. Se debe estatizar el
comercio exterior, para que sea el Estado y no el mercado a través de unas
pocas firmas oligopolicas y transnacionales, quien lo regule y lo administre,
para que las ganancias, fruto del esfuerzo del productor, se vuelquen hacia la
propia producción.
A 36 años de su
muerte, se recuerda a Carlos Piccoli y a sus compañeros de sueños, ya que la memoria, la verdad y la justicia son condiciones necesarias
para la identidad de un pueblo y la elaboración de un proyecto de futuro. Carlos
María Gutiérrez y Guerra, en su Milonga del Fusilado, dice:
No me pregunten quién soy,
ni si me habían conocido,
los sueños que había querido,
crecerán aunque no estoy.
Ya no vivo, pero voy
en lo que andaba buscando,
y otros que siguen peleando,
verán nacer otras rosas,
que en el nombre de esas cosas,
todos me estarán nombrando.
ni si me habían conocido,
los sueños que había querido,
crecerán aunque no estoy.
Ya no vivo, pero voy
en lo que andaba buscando,
y otros que siguen peleando,
verán nacer otras rosas,
que en el nombre de esas cosas,
todos me estarán nombrando.
Presidencia
de la Plaza (Chaco); 20 de abril de 2015
[1] Otra versión dice que fue
sorprendido en la colonia “La Matanza”, jurisdicción de Quitilipi, donde se
encontró con una patrulla del Ejército.
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