LA POLÍTICA, LOS POLÍTICOS Y LA SOCIEDAD EN QUE VIVIMOS
“…porque yo de política no entiendo nada, apenas soy una simple maestra que espera que algún día venga alguien para arreglar todo esto”
Esta frase, o parecidas a ella, son muy escuchadas. Es muy dicha por quienes defenestran a la política y a los políticos. Suele ser dicha por quienes a renglón seguido agregan que ellos en política no se meten, que son neutros. Incluso referentes de movimientos sociales, que se reúnen y se organizan para defender sus derechos (acceso a la tierra, viviendas, precio de la producción, etc.), manifiestan que en esos ámbitos “la política no entra”, “no permitiremos que entre un funcionario”, “nosotros no hacemos política, solamente buscamos mejorar la vida de nuestros asociados”.
No saben ellos, o pretenden no saberlo, que la política busca cambiar la realidad. Y en la medida que cada uno se comprometa, esa realidad cambiará hacia un lado o hacia otro. La naturaleza le tiene horror al vacío, y el espacio que es abandonado, en forma mas o menos inmediata, será ocupado por otro.
Quienes reniegan de la política no saben, o pretenden no saberlo, que en la naturaleza no existe la generación espontanea, ergo, los político no surgen de la nada. Los políticos salen de la sociedad que los cobija, de la sociedad que los alberga, de la sociedad que los elije. Haciendo una analogía, un político no es un animal encerrado en un zoológico y que ha sido traído hasta allí de lejanas tierras. Un político es un animal suelto en la selva, rodeado de sus congéneres, de otros animales, de la naturaleza que hizo que pudiera vivir en ese medio a través de los mecanismos de la evolución.
No saben ellos, o pretenden no saberlo, que en la naturaleza, que en la sociedad no hay neutralidad: se está muerto o se está vivo, se está embarazada o no se lo está, el agua no existe en su estado natural a pH 7.
Los políticos son el reflejo de la sociedad en la que viven, y es esta sociedad, a través del voto de sus ciudadanos, la que les da la razón de su existencia. Una sociedad conservadora tendrá mayoría de representantes conservadores, una sociedad corrupta tendrá mayoría de representantes corruptos.
Para finalizar, vale recordar lo que dijera Bertold Brecht en El analfabeto político:
El peor analfabeto es el analfabeto político, el que no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
Él no sabe que el costo de vida, el precio del poroto, del pescado, de la harina, del alquiler o del remedio, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe, el imbécil, que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de los bandidos, que es el político corrupto y lacayo de las empresas nacionales e internacionales.
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