SALUDOS DE FIN DE AÑO

Compañer*s, amig*s:

El año 2011 que toca a su fin, y el 2012 pronto a llegar, continuará poniendo a prueba nuestra decisión de contribuir activamente al logro de una sociedad más justa, equitativa y solidaria, confrontándonos con los múltiples obstáculos que se redoblan para impedir que nos aproximemos a dichos objetivos. Y si bien no siempre todos coincidimos acerca de cuál es el camino más apropiado, sin duda compartimos el destino que pretendemos alcanzar, contexto en el cual el intercambio y el debate fraternos nos permitirán continuar construyendo los lazos solidarios y afectuosos que hoy nos impulsan a saludarl*s y hacerles llegar nuestros mejores deseos de Salud y Felicidad para el nuevo año.

Y en este momento nos parece oportuno recordar y compartir el Mensaje de Navidad escrito por Evita en 1951, y leído por ella misma en su lecho de enferma:

“Esta noche hacemos una tregua de amor en el camino de nuestras luchas y de nuestros afanes y sólo pensamos en las cosas buenas y bellas que nos ha regalado la vida (...) esta noche, propicia para los aspectos del corazón, sentimos la necesidad de decirle a los hombres y mujeres del mundo el sencillo secreto de nuestra felicidad, que consiste en poner la buena voluntad de todos para que reinen la justicia y el amor.

Primero la justicia, que es algo así como el pedestal para el amor. No puede haber amor donde hay explotadores y explotados. No puede haber amor donde hay oligarquías dominantes llenas de privilegios y pueblos desposeídos y miserables.

Porque nunca los explotadores pudieron ser ni sentirse hermanos de sus explotados y ninguna oligarquía pudo darse con ningún pueblo el abrazo sincero de la fraternidad.

El día del amor y de la paz llegará cuando la justicia barra de la faz de la tierra a la raza de los explotadores y de los privilegiados, y se cumplan inexorablemente las realidades del antiguo mensaje de Belén renovado en los ideales del Justicialismo Peronista:

Ø  Que haya una sola clase de hombres, los que trabajan;

Ø  Que sean todos para uno y uno para todos;

Ø  Que no exista ningún otro privilegio que el de los niños;

Ø  Que nadie se sienta más de lo que es ni menos de los que puede ser;

Ø  Que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos quieran;

Ø  Que cada día los hombres sean menos pobres y

Ø  Que todos seamos artífices del destino común.

Y por fin, yo me permito reunir simbólicamente la copa con que brinda cada uno de ustedes con mi propia copa, que contiene la misma sidra humilde, con la misma sencillez de nuestro corazón. Levanto al cielo con ella los deseos, los sueños y las esperanzas de todos, para que en esta noche prodigiosa el amor infinito los toque con la vara de sus milagros y los convierta en realidad.

Evita”

Con los sinceros deseos de

Marcela, Ezequiel y Gerardo