NO AL PAGO A
LOS FONDOS BUITRES EN CONDICIONES EXTORSIVAS
Néstor y Cristina Kirchner nos dieron 12 años de
gobierno con inclusión, con más derechos, soberanía, identidad y
desendeudamiento. Todo ello reconocido a nivel mundial por quienes no se encuentran
cegados por el odio. Y en el caso del desendeudamiento, el reconocimiento
obtenido en la ONU por 124 países que aprobaron la creación de un marco legal
para la reestructuración de las deudas soberanas, fue la expresión más contundente
de la necesidad de poner freno a la especulación financiera internacional,
haciendo realidad, con las diferencias del caso, el sueño de Raúl Alfonsín de conformar
un Club de Deudores para negociar
solidariamente con los acreedores de la deuda externa.
Recordemos que a fines de 1992
Argentina entró en el Plan Brady, presentado entonces por el gobierno de Carlos
Menem como "la solución al problema de la deuda". En 2000, el
problema no sólo no se solucionó sino que se agravó: la deuda pública se multiplicó por dos y volvió a poner
al país al borde de la cesación de pagos. En noviembre del 2000 fue el blindaje
financiero y en el 2001 el megacanje, por el cual se encuentra procesado,
entre otros, Federico Sturzenegger, actual presidente del Banco Central de la
República Argentina.
Hoy un gobierno electo democrática, legítima y legalmente propone volver al pasado. Y propone volver al pasado con las mismas promesas y amenazas que condujeron al endeudamiento nacional que hizo estallar el país en diciembre de 2001: Si se aprueba el pago a los buitres, van a venir las inversiones; si no se aprueba el pago a los buitres habrá más ajuste y recesión.
Hoy un gobierno electo democrática, legítima y legalmente propone volver al pasado. Y propone volver al pasado con las mismas promesas y amenazas que condujeron al endeudamiento nacional que hizo estallar el país en diciembre de 2001: Si se aprueba el pago a los buitres, van a venir las inversiones; si no se aprueba el pago a los buitres habrá más ajuste y recesión.
Todas estas frases ya las escuchamos en el pasado y lo
único que nos trajo someternos a las condiciones usurarias que nos planteaban
fue hambre, miseria y muerte. Hay que asegurar la gobernabilidad, pero la
gobernabilidad no se asegura aceptando mansamente las patoteadas de un gobierno
que hizo perder el poder adquisitivo a los trabajadores, cuando no directamente
el trabajo.
Hay que pagar lo que se debe; estamos de acuerdo. Pero
se debe pagar en las mismas condiciones en que se pagó, se paga y se deberá
seguir pagando al 93% que aceptaron condiciones de pago favorables, tanto para
ellos como para nuestro país.
La patria no se vende y no estamos dispuestos a
hipotecar nuestro futuro. No estamos dispuestos a regalar nuestro presente y nuestro
futuro a los buitres.