HACE 17 AÑOS
TERESA RODRÍGUEZ ERA ASESINADA EN UN PIQUETE EN CUTRAL-CÓ
En 1997
empezaron grandes manifestaciones y protestas en Argentina contra el gobierno
de Carlos Menem y sus políticas liberales y privatizadoras que provocaron
cientos de miles de despidos. En aquellos años gobernaba la provincia Felipe
Sapag, el patriarca del Movimiento Popular Neuquino. El sindicato docente ATEN
mantenía medidas de fuerza y en la provincia los “fogoneros” reclamaban puestos
de trabajo. El 10 de marzo comenzó un paro por tiempo indeterminado de los
docentes contra la Ley Federal de Educación, sus medidas de ajuste y
desmantelamiento de la escuela pública y por recortes salariales. El 24 de
marzo, la Semana Santa de 1997 la Gendarmería desalojó a un grupo de docentes
que protestaban sobre la Ruta 22, en Neuquén, porque el gobernador Sapag les
había descontado una bonificación de un 20% por zona desfavorable, además de
otros beneficios. Cargaron contra maestros, políticos opositores y hasta contra
el obispo Agustín Radrizzani. Se produjo un movimiento de apoyo en Cutral-Có y
Plaza Huincul, también con un corte de ruta. Al reclamo de los docentes se
agregó el de la falta de trabajo.
El 12 de
abril se desató la terrible represión en Plaza Huincul y Cutral-Có. Cuatrocientos
gendarmes se movilizaron desde la capital provincial, con gases lacrimógenos,
carros hidrantes y disparos de plomo y goma. La gente salió a la calle a
solidarizarse. Ese día, Teresa Rodríguez, una joven empleada doméstica de 24
años, cruzó la manifestación y murió por una bala policial. Nunca se supo si
iba a trabajar, a comprar el pan o a ver a su pareja, que estaba en la
protesta. Pero los comentarios de entonces coincidieron en que no participaba
en los cortes.
El primer asesinato de un manifestante desde
la vuelta de la democracia había sido el de Víctor Choque, dos años antes. El
de Teresa, cuyo nombre se transformó en un símbolo de la lucha piquetera, fue
el segundo. Eran los
tiempos de las privatizaciones menemistas que expulsaban trabajadores tanto
como acumulaban ganancias. Los piqueteros, por entonces “fogoneros”, y sus
cortes de ruta comenzaron a hacerse habituales en los paisajes provinciales.
El 12 de
abril fueron reprimidos y la respuesta fue una verdadera pueblada. La gente
salió a las calles y los gendarmes tuvieron que replegarse. En su libro “Docentes y Piqueteros”, Ariel
Petruccelli recuerda aquella jornada:
“A las 5:35
los gendarmes, que avanzaban “peinando”
el terreno circundante a la ruta con poderosas linternas, apoyados por
un carro hidrante y una topadora, pertrechados con los habituales cascos,
escudos, bastones, lanza-gases y balas de goma, llegaron al piquete número uno
e intimaron a los manifestantes a despejar la ruta.”
“Con la
Torre ya en manos de gendarmería y la ruta prácticamente despejada en su
totalidad de barricadas, la violencia, pues, lejos de disminuir, se acrecentó. Pasadas las 7.30 se registró un duro ataque
sobre un grupo de manifestantes y curiosos, entre los que había mujeres y
niños”.
“Con la
intervención de la policía la violencia aumentó aún más. Los efectivos
policiales estaban exaltadísimos y golpeaban sin miramiento a todo lo que se
les pusiera por delante. Entre tanto los vecinos -muchos de los cuales
permanecían despiertos y seguían las alternativas por la radio- comenzaron a
salir de sus casas, en parte por verse afectados directamente por los gases que comenzaban a filtrarse en sus
viviendas, en parte por solidaridad con los jóvenes fogoneros, y en
parte por mera curiosidad”.
“En Huincul
la policía intervino con ferocidad. “Nos vinieron a sacar a los chicos de
adentro de las casas, nos atropellaron y avasallaron”, relató a la prensa una
joven mujer. Y la ferocidad policíaca cobraría una víctima fatal. A las 9.20,
en las inmediaciones del barrio Otaño, sobre la ruta provincial 17, una bala calibre nueve milímetros disparada
por un policía impactó en el cuello de una mujer, Teresa Rodríguez, quien
moriría horas después”.
Desde el gobierno nacional el ministro Carlos Corach advirtió
sobre un “rebrote subversivo” para justificar la represión. En el ámbito
provincial no hubo renuncias. El gobierno de Sapag reaccionó argumentando que
el disparo pudo haber sido efectuado por francotiradores. Pero las primeras
pericias arrojaron que fue una 9 milímetros, el calibre que usa la policía.
Hoy se cumple un nuevo aniversario del crimen, ocurrido en el contexto de
una represión policial. Su
asesinato sigue impune: la causa por homicidio fue cerrada con los imputados
absueltos y los cuatro policías - Santiago Antigual, Leonardo Magallanes,
Daniel Vece y Daniel Videla-,
condenados por abuso de armas, recibieron una sentencia en suspenso que les
evitó ir presos y volvieron a las filas uniformadas.
Un cortejo de quince mil personas acompañó los restos de Teresa,
el lunes 15 de abril hubo movilizaciones en solidaridad con el pueblo neuquino
y en repudio de la represión en todo el país. Pero aunque nunca hubo justicia
para ella, su muerte no fue en vano: hoy se pueden mostrar logros tales como la
recuperación de Aerolíneas Argentinas, YPF y Correo Argentino;
una reducción del desempleo; Jubilación para Amas de Casa; Asignación Universal
por Hijo; Eliminación
de las AFJP; Paritarias Libres, y tantos otros logros que habilitan a seguir
trabajando para conquistar nuevos derechos.
El mejor homenaje que
se puede tributar a Víctor Choque, a Teresa Rodríguez, a tantos que cayeron en
la noche neoliberal, es continuar creando poder popular para seguir garantizando
el camino de transformación con inclusión que vive nuestro país.
Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); 12 de abril
de 2014
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